Podemos se ha subido a la moda de los buses reivindicativos. Primero fue el autobús del odio de la organización ultracatólica Hazte Oír, y ahora, los morados han fletado el suyo propio, el Tramabus. A pesar de que este martes no continuará con la ruta establecida alegando “problemas técnicos”, el autobús “seguirá recorriendo los lugares más icónicos de la corrupción generalizada”. Un itinerario que ha dejado dos aristas para analizar: ¿Por qué han fletado este bus y cómo ha sentado a los errejonistas?

Según ha podido saber ELPLURAL.COM de fuentes cercanas a Íñigo Errejón, a los errejonistas no le ha hecho mucha gracia. Señalan que “ha sido una cagada” y que ha dado un poco de “vergüenza”. Unas declaraciones que quedan ratificadas con el silencio del equipo de Errejón. El propio secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político no se hizo eco del bus fletado por Podemos durante la mañana del lunes, y su participación en esta estrategia quedó reducida a un tuit que no publicitaba la campaña, sino que arremetía contra Cristina Cifuentes y únicamente añadió el hashtag #Tramabus.

Rita Maestre, portavoz de Ahora Madrid y otrora número dos en la lista de Errejón al Vistalegre II, tampoco dio bombo al asunto. Clara Serra, diputada en la Asamblea de Madrid; Pablo Bustinduy, diputado en el Congreso y portavoz de Exteriores; Jorge Moruno, exresponsable de discurso de Podemos, miembro del Consejo Ciudadano Estatal y hombre de confianza de Errejón... Ninguno de ellos publicitó la campaña del Tramabus en sus respectivas cuentas.

Una estrategia polarizadora

El autobús fletado por los de Pablo Iglesias forma parte de una “campaña que tiene como objetivo principal de mostrar los nombres y rostros de los protagonistas más destacados de La Trama”, según el propio partido. Por ello, el vehículo mostraba imágenes de personajes como Mariano Rajoy, Jordi Pujol, José María Aznar, Esperanza Aguirre e incluso Felipe González y Eduardo Inda. Unas representaciones que le han servido para ganarse más de una crítica. Todos los candidatos a secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, Susana Díaz y Patxi López, arremetieron contra los morados por equiparar al expresidente socialista con figuras de la corrupción. Una crítica a la que se sumó también el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Antonio Hernando.

Podemos metió en el mismo saco a Felipe González y Luis Bárcenas -además del resto de salpicados por corrupción-, una acción que responda a una estrategia polarizadora. Los morados nacieron, ganaron adeptos, y sumaron votos gracias a la estrategia populista -en términos académicos- de Ernesto Laclau. Errejón era el encargado de establecer las estrategias electorales, y estaba apoyado en Jorge Moruno, responsable de discurso de Podemos desde antes de constituirse el partido como tal. Para configurar un Nosotros (endogrupo, electorado potencial) y hacerse un hueco en el espectro político español, utilizaron términos como casta para referirse al establishment y diferenciar claramente el Nosotros, pueblo oprimido; del Ellos, establishment opresor. En este sentido, para que exista un Nosotros debe existir su contraparte, un Ellos. Ambas facciones son irreconciliables y son únicamente dos, no hay un Tú o un Vosotros, y esta es la razón por la cual meten a González en el mismo saco de los corruptos.

Tras entrar en la dinámica parlamentaria, Errejón pretendía continuar con esta estrategia, pero de una manera más institucional, ya que entendía que era hora de tender puentes y ser eficaces, gobernar desde ya para atraer a más pueblo y configurar una fuerza ganadora. Sin embargo, Pablo Iglesias dio un volantazo, un viraje de 180 grados que ha desembocado en la utilización de otros conceptos -como el actual, La Trama- para profundizar en una estrategia que polariza, más si cabe, el espacio político y que parece que los errejonistas no terminan de aprobar.