El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, ha escrito una carta al Papa para pedirle “un debate tranquilo y respetuoso” sobre sus propiedades y la forma en la que llegaron éstas a manos de la Iglesia.  Santisteve responde así a una misiva anterior de Francisco.

“Te escribo para contarte y pedir tu ayuda”, dice el alcalde de Zaragoza en Común (la plataforma que integran IU Podemos y Equo), en el gobierno local con el respaldo del PSOE y la Chunta Aragonesista.

La catedral y tres iglesias
Santisteve comunica al Papa que el Ayuntamiento aragonés ha presentado una propuesta de acto de conciliación en el juzgado para declarar nulas las inmatriculaciones de la Catedral de San Salvador y las iglesias de la Magdalena, de San Juan de los Panetes y la de Santiago el Mayor.

El alcalde aclara en su misiva que no pretende “cuestionar el carácter sagrado que tiene para los vecinos y visitantes católicos”, ni “de expropiar ni de confiscar bienes, ni mucho menos expoliar a la lglesia, sino “solo de mantener en el patrimonio común lo que ha sido patrimonio común de nuestra historia durante los siglos que ha existido esta ciudad que amamos tanto”.

Las inmatriculaciones del Arzobispo de Zaragoza
“Ahora me toca a mí escribirte”, dice Santisteve, antes de recordar al Papa que “durante décadas -desde finales de los años 40 hasta prácticamente ayer- cientos de propiedades que anteriormente eran públicas o de uso común fueron registradas como propiedad de Obispados y Arzobispados. Sin publicidad. Muchas veces de manera opaca. No solo afectó a espacios de culto, como podríamos imaginar, sino a todo tipo de bienes: locales, viviendas de los curas en los pueblos, fincas, caminos y plazas”.

 “De hecho, los espacios de culto no se podían inmatricular hasta 1998. Y, sin embargo, en 1987 y 1988, el Arzopispo de Zaragoza, Monseñor Elías Yanes, inmatriculó a su favor dos de las joyas del patrimonio de nuestra ciudad: la Iglesia de La Magdalena y La Seo”, explica el alcalde.

La ley de Aznar 

Según recuerda el alcalde de Zaragoza, “las leyes del dictador Franco permitieron equiparar la jerarquía eclesiástica con la Administración Pública y a los diocesanos con notarios”, al considerarles como fedatarios públicos.

Durante el Gobierno de Aznar, en 1998, una reforma de la ley Hipotecaria permitió que solo la Iglesia inscribiera lugares de culto y otras propiedades que no estuvieran registradas.  Esta norma fue revocada en 2015, aunque sin carácter retroactivo.

 En 1987 y 1988, prosigue el alcalde en su carta “el Arzobispo de Zaragoza, Monseñor Elías Yanes, inmatriculó a su favor dos de las joyas del patrimonio de nuestra ciudad”.

El alcalde cierra su carta con espíritu concicliador: “Desde ese espíritu abierto que compartimos, te pido que me ayudes en este debate que nos ocupa a los zaragozanos a mantener el marco de tranquilidad, respeto y confianza que debe tener una democracia”.