El ex secretario general del Partido Socialista de Madrid, Tomás Gómez, ha criticado de forma contundente al líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Gabriel Rufián, a través de un artículo publicado en el diario ‘La Razón’.

Bajo el título ‘Mediocridad y agresividad’, Gómez alerta de que “el mediocre es excéntrico y suele mostrar una faceta relacionada con la agresividad”. Aunque matiza de que se trata de agresividad verbal,  el dirigente socialista considera que “quizá sea la más peligrosa, porque esa actitud ofensiva encuentra causa en la necesidad de destacar y brillar sumada a una incapacidad manifiesta para conseguirlo despuntando en inteligencia y eficacia”.

Para Gómez, “un ejemplo es el Sr. Gabriel Rufián y su manera de entender la política”. A su entender, el parlamentario de ERC “ha convertido el insulto y las malas maneras en su sello personal. Su tono bronco y provocador ha reaparecido en la comisión de investigación sobre las actuaciones del Ministerio del Interior”.

“Se equivoca de sitio y forma el diputado de Esquerra. Para despuntar en la Cámara no hace falta estridencia, basta con ser un buen parlamentario”, subraya Tomás Gómez antes de afirmar que  cuando  Rufián habla en sede parlamentaria se producen dos consecuencias: “la primera es que diga lo que diga pierde peso su contenido por las maneras tabernarias, no hay más que recordar su intervención en el debate de investidura de Mariano Rajoy, cuya crítica tuvo como efecto inmediato el de unir a toda la bancada socialista y a gran parte de su electorado. El segundo de los efectos es que lo que dice llega a ser intrascendente porque en su afán histriónico de protagonismo el emisor anula el mensaje, quedando únicamente la imagen de alguien insultando sin saber bien cuál es el alcance de su intención”.

Para Gómez, todo ello sitúa a Rufián en el grupo de diputados sólo conocidos por su “predisposición a hacer lo que haga falta para tener su minuto de gloria en las televisiones”.

“Estos últimos son los que nunca brillarían sin el esperpento. Desgraciadamente, cada vez hay más escaños ocupados por esta mediocridad agresiva y el Sr. Rufián es un gran ejemplo”, concluye.