Acostumbrados aquí, o casi, a salidas de tono como la toma de la isla de Perejil por tropas españolas comandadas por el no menos exaltado Federico Trillo, las declaraciones de un ex dirigente del partido Conservador británico, Lord Howard of Lympne, y del ministro de Defensa del Gobierno de Theresa May, Michael Fallon, han sonado a lo mismo, a nacionalismo decimonónico que, por suerte, ya no puede conducir a guerras como los que algunos parecen echar de menos.

1-0.- El  asunto estalló el viernes. En las líneas maestras para las negociaciones del Brexit, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, incluyó una bastante significativa: España tendrá poder de veto sobre cualquier acuerdo que pudiera afectar al estatus de Gibraltar. El detalle se tradujo enseguida en la necesidad de una negociación separada con las autoridades del Peñón sobre comercio y libertad de circulación, lo que podría redundar en una mayor dureza en las fronteras del territorio. Por su reacción posterior, el Ministro Principal del lugar, Fabián Picardo, debió recordar enseguida las largas colas que solían montarse en las garitas fronterizas, que no solo dificultaban la entrada de trabajadores españoles a Gibraltar sino también la salida de los llanitos a Marbella, su lugar preferido en la zona.

2–0.- Será que Michael Howard, el nombre de persona del Barón de Limpne, tiene intereses en la zona. Con su acento de clase alta, el hombre que dirigió el partido Conservador entre 2003 y 2005, afirmó en una entrevista con Sky News que “hace 35 años esta semana, otra mujer Primer Ministro envió una fuerza militar al otro lado del mundo para defender la libertad de un pequeño grupo de británicos contra otro país hispanoparlante. Estoy absolutamente seguro de que la Primera Ministra actual mostrara la misma firmeza en la defensa del pueblo de Gibraltar”. Tambores de guerra que la oficina de Theresa May se apresuró a desmentir, pero el daño ya estaba hecho para el lado británico con el consiguiente tanto para la parte española.

3-0.- No fue una declaración aislada, que quizá sería más justificable. En otro programa de televisión, en este caso de la BBC, el ministro de Defensa Michael Fallon, el mismo que dijo hace poco que el Reino Unido tiene más vínculos militares con Estados Unidos que con Europa, afirmó que su país “haría todo lo posible para proteger Gibraltar y el derecho de sus ciudadanos a seguir formando parte del Reino Unido”. Dicho por el responsable de Defensa se trató de otra salida de tono y, por consiguiente, de otro tanto para España.

4-0.- Tamaño cúmulo de despropósitos se lo han puesto fácil al titular de Exteriores español, Alfonso Dastis, que ha pedido calma  a las autoridades británicas en una declaración que ha sido bien destacada por los principales medios de comunicación británicos, algo que no suele ocurrir a menudo. Otro gol más que merecido para nuestro país.

España se comporta como un matón, según Picardo

Si de un partido de fútbol se tratara, este resultado sería algo inusual, porque Inglaterra es la selección que más veces ha ganado a España. Además, en las negociaciones sobre la soberanía de Gibraltar iniciadas hace 300 años, nuestro país siempre se ha llevado la peor parte: la Roca continúa siendo británica y ante el más mínimo atisbo de peligro sus dirigentes vuelan rápidamente a Londres en busca de amparo.

En este caso, Picardo ha solventado el asunto por dos vías, primero el viernes en conversación telefónica con el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, en la que este le expresó el “implacable” apoyo de Londres al Peñón, “firme como una piedra”. Y segundo, el lunes, a través de una entrevista a la agencia Reuters en la que el ministro Principal ha huido de la moderación con una serie de exabruptos dirigidos contra el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Además de decir que ha permitido a España comportarse “como un matón”, le ha comparado con un “marido cornudo” que paga con sus hijos la separación de su esposa.

5-0.- La de Picardo ha sido otra salida de tono que podría canjearse por otro gol a favor de España. El resultado final, un cinco a cero que podría traducirse en una mayor fuerza para nuestro país en las negociaciones sobre la Roca. Pero siempre con la misma línea roja que, en su caso en tono tranquilo, ha reiterado la primera Ministra británica: El Reino Unido solo cederá Gibraltar cuando lo pidan la mayoría de sus ciudadanos. Y eso es algo que está muy, muy lejos todavía.