Lleva tan sólo tres meses en el cargo y ya es uno de los presidentes más polémicos de la historia de los Estados Unidos de América. No sale de una, para meterse en otra. Escasas 24 horas después de darse a conocer que su fiscal general ocultó las conversaciones con el embajador ruso en pleno ciberataque a Hilary Clinton, Trump ha incendiado Twitter -y el mundo entero-, con una noticia inesperada.

El presidente de los Estados Unidos inculpó a su predecesor de intervenir las líneas de teléfono de la Torre Trump antes de las elecciones. Literal. Sin presentar prueba alguna, Trump coloca el dedo acusador sobre Barack Obama. Asegurando que "esto es McCarthismo". Además, compara este hecho con el 'Watergate' que se llevó a cabo durante la Administración Nixon.

Sin presentar dato alguno que corrobore esta gravísima denuncia informal, el presidente ha provocado un revuelo en las redes sociales, dado que esta es su herramienta favorita para comunicarse con sus seguidores. El ínclito mandatario de la primera potencia continuaba con su ristra de tuits repletos de rencor hacia un Barack Obama que ha sido criticado infinidad de veces por el propio Trump.

Ataques constantes a Obama

No contento con destruir todo lo que su predecesor construyó, Trump siguió en la mañana de este sábado despachándose a gusto contra Barack. "Que bajo cayó el Presidente Obama para grabar mis teléfonos".

El presidente considera que es el epicentro de una caza de brujas de dimensiones estratosféricas en la democracia estadounidense, según él. Para defenderse de las constantes informaciones sobre su relación con el ciberataque que sufrieron los demócratas, Trump es capaz de poner el dedo acusador para crear una cortina de humo que desvíe la atención de las últimas informaciones.

Sin embargo, al no aportar dato o prueba que sostenga la cariátide de injurias y acusaciones vertidas por él mismo hacia sus rivales políticos, la credibilidad de la misma se antoja nula para la opinión pública americana.

Sin apoyos

Poco a poco, a raíz de sus últimos actos tanto con la prensa como las reuniones de Sessions con el embajador ruso, la credibilidad del presidente con respecto a sus correligionarios va mermando. Los republicanos ya no creen tanto en él y, por su parte, los demócratas le someten a constantes preguntas a las que Trump responde con ataques verbales virulentos.

A no ser que sea capaz de demostrar la veracidad de estas informaciones, el crédito del presidente se verá más reducido todavía. De momento, Barack Obama no ha respondido a las acusaciones del célebre magnate reconvertido en presidente de la principal potencia del mundo libre.

Obama lo desmiente

Kevin Lewis, portavoz del expresidente, ha realizado un comunicado en el que niega categóricamente las acusaciones de su sucesor en el cargo. "Ni el presidente Obama ni nadie de la Casa Blanca han ordenado nunca la vigilancia de ningún ciudadano estadounidense", explica Lewis en el comunicado. Además, añanade que una norma básica del Gobierno de Obama era que "ningún funcionario de la Casa Blanca interferiría en ninguna investigación independiente del Departamento de Justicia". Así respondía el expresidente a las graves acusaciones de Donald Trump realizadas en la tarde del sábado. Algo que, siguiendo la escueta redacción de Lewis, es "simplemente falso".