En Ciudadanos no hay lugar para la sorpresa. Todo está milimétricamente calculado y responde a una estrategia en la que la comunicación y el marketing político juegan un papel prioritario. Cualquier cosa que se dice o hace tiene que pasar el filtro de la dirección. Si alguien se sale del guion, se le aparta vía estatutos -aunque hayan tenido que rectificarlos tras las acusaciones de censura-.

Esto va a seguir siendo así, por lo menos los próximos años, tras las primarias celebradas en el partido naranja. A las mismas concurrían su presidente, Albert Rivera, y otros dos aspirantes cuyo papel ha sido testimonial.

Hay que decir que tanto Juan Carlos Bermejo, como Diego de los Santos, son dos de los críticos con algunas de las posiciones adoptadas por la dirección del partido en los últimos tiempos. No obstante, su participación en este proceso ha servido para dar lustre a una victoria de Rivera sin paliativos, casi a la búlgara, como ocurre muchas veces con la “vieja política” que tanto critica. Sin embargo, en este caso tiene ese ‘toque’ de legitimidad que otorga la concurrencia de otros dos aspirantes en una clara situación de desigualdad con el líder ‘oficialista’. Pero, al fin y al cabo, son dos candidatos más que permiten elevar el acontecimiento a los altares de la que se define ya como “nueva política”.

Victoria clara, baja participación

Con estos mimbres, tal y como se había escrito y descrito, Albert Rivera ha sido reelegido para continuar al frente de C´s cuatro años más con el 87,27 por ciento de los votos (5.999). Las candidaturas de Bermejo, con 423 votos (6,15% de los sufragios), y De los Santos (6,58 por ciento y 452 votos) han sido testimoniales.

Cabe recordar que se trata de la primera vez que el presidente del partido naranja es elegido en primarias abiertas a las bases, a las que los candidatos concurrieron sin necesidad de avales.

Cuatro años más

Pese a todo, esa apertura no parece haber servido para atraer el voto de la militancia, puesto que el número de participantes no ha llegado ni a 6.900, o lo que es lo mismo, apenas el 34% de los que tenían derecho a ejercerlo, y eso que han dispuesto de dos días.

Esta baja participación no impedirá que Albert Rivera se presente con aire triunfal el próximo fin de semana a la Asamblea de su partido que se celebrará en el Teatro Municipal de la madrileña ciudad de Coslada.

Habrá que observar con atención lo que salga del cónclave puesto que las voces discrepantes hacia el líder no solo no cesan, sino que siguen sumando apoyos. Rivera tiene garantizados los próximos años al frente del partido… salvo que su “nueva política” se vea engullida por la que defienden sus críticos.