En principio, a simple vista, puede parecer que poco o nada tienen que ver un alcalde y un exdirector de la Guardia Civil. Pero decimos en principio porque si acto seguido aclaramos que se trata del alcalde de Boadilla del Monte, Antonio González Terol y de Arsenio Fernández de Mesa, las conexiones se disparan.

Ambos, pueden ser definidos como miembros ultras de varias organizaciones. Para empezar, los dos se encuentran más que a gusto entre las ramas más radicales de la derecha. Para continuar, son compañeros como caballeros de la orden ultracatólica del Santo Sepulcro de Jerusalén.

Quizás, estos lazos han ayudado a que esta semana Terol y Fernández de Mesa plasmaran sus firmas en un acuerdo, un pacto que ya ha despertado la polémica y que implica que los nuevos coches de la Guardia Civil que patrullarán por Boadilla del Monte estén patrocinados por el Ayuntamiento, sí, el del PP en manos de Terol.

 

Puede parecer casualidad pero, el hecho de que los propios sindicatos de guardias civiles rechacen este patrocinio, lleva a pensar que Terol y Fernandez de Mesa hayan extendido su fe, ese elemento privado que les une, hasta la mesa de un despacho para llegar a acuerdos que afecta a lo público.

De momento, La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ya ha denunciado esta “situación insólita”: que el Ayuntamiento compre los coches que debería haberse adquirido con el dinero que se destina a la Guardia Civil. Nunca antes una medida así había puesto en entredicho la independencia de un cuerpo de seguridad pues son muchos los que ven este regalo como una especie de compra de fidelidad.

“El (que fuera hasta noviembre) director de la Guardia Civil y yo mismo acabamos de firmar una cuerdo con el que el Ayuntamiento de Boadilla y la Guardia Civil se comprometen, uno a dar y otro a recibir, dos vehículos nuevos y completamente equipados”, dijo Terol.

Pero para entender mejor esta situación, en ELPLURAL.COM creemos que es necesario repasar la trayectoria de estos dos hombres.

Fernández de Mesa, el ‘cachorro’ franquista que adornó su CV

La carrera política de Arsenio Fernández de Mesa empieza de la mano del actual presidente del Gobierno y líder del PP, Mariano Rajoy. Gallegos los dos y amigos, se han ido ayudando siempre que ha sido posible, tanto que Fernández de Mesa ha pasado de ser un simple funcionario público de la más baja categoría al director de la Guardia Civil.

Al principio de estas líneas, hemos apuntado a que se siente especialmente cómodo entre los más radicales del PP pero es que para él todo empezó cuando jugaba a ser un cachorro del franquismo formando parte de los grupos ultras organizados en Galicia en los años 70 para contrarrestar a los rojos.

Poco después, arrancó su carrera como funcionario público, asegura él, que se ha encargado de adornar y completar su currículum. La realidad es que consiguió una plaza de oficial de segunda administrativo en la escala D, la más baja y a la que tienen acceso aquellos con un nivel de estudios de graduado escolar o formación profesional-1. En otras palabras, Fernández de Mesa empezó a trabajar como auxiliar de jardinería.

Desde aquí, ha sido un no parar, tanto que se le ha llegado a apodar como “el jardinero fiel de Rajoy”. Tras entrar en el PP de Galicia, fue elegido diputado en Madrid o delegado del Gobierno en Galicia, donde ha estado en medio de temas tan polémicos como el Prestige (de la mano de su amigo Rajoy). Fu entonces cuando mostró su preparación con declaraciones como: "Hay una cifra clara, y es que la cantidad que se ha vertido no se sabe".

Pero su nombre además aparece en esa larga lista de personas que fueron agasajadas por Francisco Correa y la trama Gürtel.

Como colofón, no podíamos pasar por la trayectoria de Fernández de Mesa sin hablar de su retrato modificado y adornado con bastón de mando y todo. Como director de la Guardia Civil, tiene derecho a tener su propio cuadro. Pero el de Arsenio se salta todo protocolo existente al aparecer vestido con un chaqué, repleto de medallas, con la banda de la Gran Cruz y un bastón de mando. Mejor, miren.

 

Terol, el último ‘aguirrista’

Si a Esperanza Aguirre le queda todavía alguien, este es Antonio González Terol, aunque esto no sabemos si es bueno o malo teniendo en cuenta que es el alcalde de uno de los epicentros de la Gürtel: de Boadilla del Monte.

La amistad que les une es tal que Aguirre escribió su nombre en las listas electorales del PP de Madrid. A La fuerza, le aseguró el puesto número 13 y así consiguió colar a uno de los suyos entre las filas de Cristina Cifuentes, quien no le tiene demasiado cariño.

Con sólo 38 años, ha sido en el PP director general de Juventud de la Comunidad de Madrid durante cuatro años, otros cuatro director general de Asuntos Europeos, durante más de una década diputado regional de la mano de Aguirre e, incluso, tres de esos años ya era el alcalde de Boadilla. Ahora, cobra por dedicación exclusiva como diputado nacional y por acudir sólo a los plenos y juntas del Ayuntamiento cerca de 80.000 euros.

Y es que lleva más de 16 años ostentando cargos políticos con varias manchas a destacar. Mientras que la instrucción del macrocaso Gürtel se iba desarrollando y el juez José de la Mata seguía imputando a personas vinculadas al Ayuntamiento de Boadilla, Terol miraba para otro lado y se dedicaba a atacar a Ana Garrido, una de las denunciantes que ayudó a destapar el caso de corrupción.

Hasta en Intereconomía han llegado a exigir la dimisión de Terol por el acoso, probado ante la Justicia, que sufrió Ana Garrido.