“Ya no somos un grupo de amigos”, reconoció Miguel Urbán -fundador de Podemos y líder de los ‘anticapitalistas’, el ala izquierdista del partido que ha conseguido ser pieza fundamental en las federaciones más importantes del partido-, el pasado mes de noviembre en declaraciones a ELPLURAL.COM.

 

En apenas dos años, Urbán ha pasado de discutir con sus colegas en la cafetería de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid -aunque él nunca estudió Políticas, sino Historia, también en la Complutense-, a ser pieza clave del partido que discute la hegemonía de la izquierda al PSOE y que a punto estuvo de arrebatar el poder-según pronosticaron algunas encuestas, para temor de muchos sectores de la población-, al Partido Popular.

Son los ‘daños colaterales’ de haber fundado un partido político que de la noche a la mañana pasó de ser marginal a copar la agenda política del país. Algo que Urbán podría haber imaginado aquel día en Zaragoza en el que todavía discutía con Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Ariel Jerez o Iñigo Errejón sobre si presentarse  o no a las elecciones europeas de 2015 bajo la marca de Podemos.

Daños colaterales  
Enfrentados con la dirección de Izquierda Unida, Urbán y sus amigos habían decidido que se presentarían a las elecciones si conseguían 50.000 firmas en apenas dos semanas para impulsar una candidatura "popular y abierta a la ciudadanía". Con esta premisa, fueron a recabar apoyos a la capital de Aragón. Minutos antes de que comenzara el mitin -al que Urbán apenas creía que iban a acudir una decenas ciudadanos-, un señor le preguntó si era de Podemos. El líder de los anticapitalistas, consciente de los problemas que acarreaba montar un partido político con opciones de obtener representación parlamentaria y tras muchas discusiones con sus correligionarios sobre la oportunidad  de dar el salto o no a la primera línea política, se limitó a contestar que venía de Madrid.

“Encantado, yo soy de Podemos Calatayud”, le dijo el señor. “Ya tenemos página en Facebook”, prosiguió ante un Urbán que no daba crédito a lo que escuchaba. Aún sin fundar el partido, sin haber acudido al registro de partidos políticos, inmerso todavía con Iglesias o Errejón en una discusión sin cuartel sobre si concurrir a las elecciones europeas, había quien ya había creado una sucursal de una marca política todavía no había nacido oficialmente. Era la demostración de que se les había ido de las manos los experimentos que desde los inicios de ‘La Tuerka’ -el programa que emitían desde la televisión local Tele K-, habían llevado a cabo -en ocasiones más por diversión que por estrategia-, para colarse en el panorama político nacional.

Y así, sin darse cuenta, ese profesor de Ciencias Políticas que un día acudió a ‘La Noria’ (Telecinco) y al que el director de este periódico, Enric Sopena, tuvo que echar una mano cuando el sector de periodistas conservadores le acribillaba dialécticamente, se había convertido en una estrella mediática. Podemos obtuvo cinco europarlamentarios y Urbán, Iglesias, Errejón, Monedero o Jerez pasaron de ser un grupo de amigos a los protagonistas de la actualidad política.

Y entonces la prensa empezó a hablar de ellos. Y se publicó que Rita Maestre había sido la novia de Iñigo Errejón. Y que Pablo Iglesias salía con Tania Sánchez y se llevaba mejor con Urbán que con Errejón. Y que el padre de Monedero era de derechas y regentaba un bar en Moncloa. Y que el propio Monedero había ganado dinero asesorando a gobiernos latinoamericanos. Y que Ramón era hijo ‘del Espinar de las black’ del PSOE.

Y a medida de que crecía el partido, las diferencias ideológicas que entre ellos siempre habían existido se hacían publicas. Porque unos siempre fueron socialdemócratas mientras que otros siempre se definieron anticapitalistas. Porque unos siempre apostaron con llegar a acuerdos con el PSOE mientras otros nunca ocultaron que querían romper con el sistema. Y esas discusiones, banales en su día, pasaron de la cafetería de la Universidad a ser ‘trending topic’.

La amistad y el encanto de Podemos
Tanto es así que un día a Urbán le preguntaron sobre ‘Coldplay’, la banda preferida de Errejón. Y él, que nunca había escuchado al grupo anglosajón, dijo que su grupo preferido era ‘Hechos Contra el Decoro’. Munición suficiente, aún más teniendo en cuenta que a Iglesias siempre le ha gustado el ‘Boss’, para evidenciar que el grupo de amigos que fundó Podemos hasta discutía por la música. 

“Hay un elemento como emocional para la gente como de ‘tienen que ser amigos’. Pero no nos metimos en esto para ser amigos. Y no nos metimos en esto para buscar amigos. De hecho, nos hemos buscado muchos más enemigos que amigos por mover el agua a los que ostentan el poder. Lo que nos une es un proyecto político, y no si seguimos siendo más o menos amigos. Eso no puede ser así”, lamenta Urbán a ELPLURAL.COM.

Pero para disgusto de Urbán, a diario siguen apareciendo noticias de que los ‘pablistas’ siguen intentando fulminar a los ‘moderados’ de Errejón. El último ejemplo, la destitución este mismo viernes de José Manuel López como portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid. Y salvo excepciones, los titulares describen la realidad. Explican lo que reconoce Urbán: “Podemos ya no es un grupo de amigos”. Y entonces  Podemos sigue perdiendo ese encanto que en 2015 les llevó a arrebatar el corazón -y el voto-, de muchos ciudadanos desencantados. 

Porque muchos no entienden que si un grupo de amigos fue capaz de auspiciar el 15-M y montar un partido que a punto estuvo de liquidar el orden establecido, ese mismo grupo de amigos ahora se enzarce en las mismas guerras fraticidas que siempre han existido en los partidos tradicionales.

Así las cosas, la clave consiste en saber si una vez se celebre ‘Vistalegre II’, el congreso en el que salvo milagro todos discutirán con todos, Podemos correrá la misma suerte que ‘La Marabunta’, el café-librería de Lavapiés donde se gestó Podemos -el propio Urbán era copropietario-  y que tras el éxito inicial del partido, hoy está cerrado a cal y canto.