De un perfil en principio más discreto el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, ha sustituido en el cargo a alguien tan locuaz como José Manuel García-Margallo. Y sin embargo ya amenaza con provocar tantos incendios como los que generó su predecesor. Durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso de este miércoles, el diputado Pablo Bustinduy (Podemos) preguntó al ministro sobre los datos que manejan sobre los “cientos de miles de compatriotas” que han tenido que emigrar con la crisis y sobre las redes de apoyo que encuentran en sus países de acogida para vivir allí y “para su retorno”.

Dastis se limitó a apuntar que los emigrantes tienen las embajadas como redes de apoyo “para que se sientan lo más próximo a nosotros”. El diputado de Podemos le reprochó entonces que no había dado datos porque “no saben” la gente que se ha ido pero que solo en Reino Unido el INE habla de 11.182 españoles que se fueron en 2015 mientras que la Seguridad Social británica apunta a más de 50.000 que se dieron de alta, lo que no incluye a los que se marcharon a estudiar o trabajan sin contrato. Le recordó asimismo las dificultades que encuentran esos emigrantes a la hora de acceder a la Sanidad española o incluso para votar por culpa del PP.

El ministro volvió a tomar la palabra y lo hizo para indignar a la Cámara al acusar al diputado de Podemos de “pintar una realidad que no se corresponde con lo que existe” y ofrecer una “visión apocalíptica y demagógica”. “No hemos expulsado a nadie”, insistió, acusando a Bustinduy de pintar un escenario propio “de los años 60 del pasado siglo” cuando actualmente ahora “quienes salen fuera lo que muestran es una inquietud, una amplitud de miras, una adaptabilidad a nuevos horizontes… Ir fuera enriquece, abre la mente, fortalece habilidades sociales”. “Ir fuera no significa rehuir responsabilidades sino adaptarse a un mundo mejor”, presumió el ministro mientras numerosos diputados se removían en sus escaños sorprendidos por lo que estaban escuchando.