Los nuevos partidos políticos parece que sufren las consecuencias de este momento de zozobra política, al tiempo que, tal y como algún analista ha dicho ya, empiezan a “hacerse mayores”.

Lo que una parte de ellos denominaron “casta” y la otra “vieja política” con un tono peyorativo, se suman a esa forma de proceder que, con otro nombre, se refiere a lo que hacen los llamados partidos tradicionales.

Es evidente que esas nuevas formaciones están representadas a nivel nacional por Ciudadanos y Podemos.

Los de Pablo Iglesias no abandonan en las últimas semanas la batalla interna, a pesar de que lo nieguen, con el objetivo de Vistalegre II. Por su parte, los de Albert Rivera, que celebran congreso en los primeros días de febrero, puede que hayan resuelto este problema de las disputas internas y de la manera más ‘bolivariana’ posible.

Mano dura con los críticos

El partido de Rivera siempre ha presumido, y su líder ha insistido en ello, en la necesidad de que la democracia se abra paso en el seno de las formaciones políticas. Sin embargo, ahora que crecen los críticos en C´s la intención, a la vista de lo ocurrido y las opiniones generadas, es callar esas voces y de manera contundente.

La propuesta de la dirección de los naranjas se podría resumir señalando que aboga por una prohibición clara, o lo que con más claridad entraría en el concepto de censura, de expresar su opinión por parte de quienes se muestran críticos con sus dirigentes. Así lo señala el borrador de estatutos (Estrategia y Actividad política e Ideario) que eleva este sábado a votación del Consejo General.

“Contrarias a los intereses del partido”

En más de una ocasión Albert Rivera ha criticado de otros partidos algunos intentos de censura.

Ahora, ante la situación en la que él mismo se encuentra, en la citada propuesta se dice que, por ejemplo, aquellas manifestaciones públicas que “menoscaben el buen nombre del partido o de sus afiliados, así como la creación o participación en corrientes de opinión que sean contrarias a los intereses del partido en su conjunto”, serán consideradas falta muy grave que, entre otras cosas, puede provocar la expulsión o inhabilitación.

Sin duda, este movimiento de los dirigentes de C,s persigue acallar las voces discrepantes que se van aglutinando en diferentes facciones. Sin ir más lejos, la que aglutina bajo la denominación de TranC´sparencia a alrededor de 500 afiliados, ha publicado en las redes sociales un tuit muy explicativo sobre este nuevo modelo de censura que quiere imponer la dirección.

En dos meses está previsto que Rivera se someta al congreso de su partido que, por cierto, se define ya como “constitucionalista, liberal, demócrata y progresista”.

La segunda transición

Hasta el momento, todas las corrientes contrarias al rumbo del partido naranja no parecen dispuestas a cuestionar su liderazgo.

Sin embargo, esta última propuesta puede introducir variables que el todavía líder no ha tenido en cuenta. Aquella segunda transición a la que ha aludido en más de una ocasión, parece que le toca afrontarla a él mismo, pero dentro de su formación política.

Parece que las nuevas formaciones, a la vista de lo ocurrido en las últimas semanas y meses, se parecen cada vez más a lo que sus dirigentes denominan “viejos partidos” o “casta”.