Erre que erre con la peatonalización o no de la madrileña calle de Gran Vía. El asunto ha adquirido tal relevancia que en los programas nacionales, como este sábado en 'La Sexta Noche', se le da categoría de tema global a una decisión municipal, sí, de la capital, pero municipal al fin y al cabo. 

Si uno se pone a escudriñar cuáles pueden ser los motivos, es evidente que no hace falta hacer un ejercicio de investigación periodística demasiado profundo. La causa de tal 'obsesión' tiene que ver con un nombre: Manuela Carmena

La alcaldesa de Madrid, desde que accedió al cargo, ha tenido que hacer frente, responder y, en ocasiones, hasta reírse (como cuando su tentempié en un bar de carretera se convirtió en noticia), de muchas de las cosas que se han dicho de ella.

Es verdad que su equipo, la propia Carmena lo reconoció en su momento, ha pecado alguna vez en decisiones concretas de cierta falta de experiencia. Sin embargo, de eso a demonizar cualquier medida, va un trecho muy grande, y si no basta recordar el trato que durante el mandato de Ana Botella repleto de errores e incongruencias (de ahí el resultado de mayo de 2015 que ni la mismísima Esperanza Aguirre pudo levantar) le dispensaron los medios más conservadores a la esposa del expresidente José María Aznar

Si hay un medio que ha sido especialmente duro con la gestión de Manuela Carmena ese ha sido 'La Razón'. Ayer, su director, Francisco Marhuenda, volvió a ponerse en el papel de atizador para atacar a la regidora a propósito de la peatonalización de la Gran Vía y, de nuevo, volvió a caer en la descalificación. 

A su juicio, el Gobierno de la capital está formado por "pijos rojos" que "no han trabajado nunca". 

Y todo esto después de que la, en otros tiempos, 'lideresa' lo hubiese intentado con todas sus fuerzas primero en rueda de prensa y luego in situ, con un "show" -así lo calificó Íñigo Errejón en las redes sociales- que devolvió a Esperanza Aguirre a los tiempos en que 'mandaba' y mucho en Madrid. Sin embargo, la cosa, a tenor de lo visto, no le sirvió ni para arrancar un titular amable, salvo por parte de los medios afines, claro.