Es una musa para muchos periodistas y, no hace demasiado tiempo, hasta para un buen número de jóvenes cachorros del Partido Popular que se fogueaban en Nuevas Generaciones (no descartamos, incluso, a Pablo Casado entre ellos), pero los tiempos y las cosas han cambiado.

Esperanza Aguirre antes estornudaba y tenía garantizado un titular a cuatro columnas mínimo, tanto en los medios ‘controlados’, como en los ‘otros’. Ahora tiene que ‘currarse’ el material para que la noticia se la compren los editores, como si se tratase de uno esos miles de periodistas freelance que sobreviven a base de ‘vender’ sus historias destinando para ello 24 horas, o esos miles de políticos que buscan seguir viviendo bien subastándose al mejor postor de la corriente interna de su partido que está en boga.

Es verdad que la otrora ‘lideresa’ está por encima de esto último, pero también lo es el hecho de que ya no goza de la cohorte de aduladores que la seguía a pies juntillas a todas partes y en todo lo que dijese.

Este sábado en ‘La Sexta Noche’ se notó esto. Sin embargo, hay algo que nadie le puede negar: sus dotes para la comunicación. Lo hace, en las duras y las maduras, de forma clara, con esas maneras que, curiosamente, se parecían y mucho a las que, según ella misma, utilizan los nuevos populistas. Y así, a Iñaki López, hablando de corrupción y de los casos que pululan a su alrededor, dijo de forma contundente que “no hay ningún español que piense que me he llevado un duro”.

Dejó más titulares. Como viene siendo habitual atacó a Podemos y lo hizo lanzando alguna andanada contra algunos miembros de su partido a los que acusa de “haber engordado a la bicha”, entre otros mencionó a Arriola, uno de los gurús populares próximo a Mariano Rajoy.

Por cierto, como poco a poco se sintió a gusto y, según ella misma recordó que "no me callo", parafraseando el título de su último libro, opinó sobre el nuevo Gobierno de Rajoy, y ahí se la tenía preparada y guardada a Cristóbal Montoro.