Bajo el lema Bienvenidos al infierno se ha recibido a los miembros del G20 en Hamburgo, ciudad mítica en el imaginario de la izquierda alemana. El mensaje de bienvenida a los mandatarios de los países más poderosos del mundo ha sido contundente ya que, tras los incidentes del pasado jueves, se ha contabilizado un total del 111 policías heridos. Uno de ellos se encuentra en estado grave tras haber explotado un petardo a escasos centímetros de su cara. En cuanto a los heridos entre el bando de los manifestantes se desconoce una cifra. Lo que sí está confirmado es que 44 manifestantes han sido detenidos. 

La reunión del G20 ha concentrado a miles de manifestantes de toda Europa en la ciudad alemana. Muchos se enfrentan a las autoridades sin miedo, pero la mayoría de las protestas son pacíficas. Con o sin violencia, cualquier actividad contra el G20 resulta un incómodo problema para Angela Merkel ante políticos como Donald Trump. Los manifestantes son fuertes en el barrio de St Pauli, centro de operaciones del bando antisistema. Se alojan en la casa ocupada por el colectivo Rote Flora (Flota Roja), símbolo de la resistencia antisistema. Desde allí se seguirán instigando protestas y actos reivindicativos contra el poder. Andreas Blechschmidt, miembro de Flota Roja ha declarado a EFE que "tienen secuestrados los derechos ciudadanos por un grupo que no representa a nadie, más que al capital. No nos contentamos con protestar contra el G20: queremos impedir que se celebre". En frente no sólo tendrán al G20. Tendrán  a más 20.000 policías.