Escandaloso Xpósito atraviesa uno de esos momentos en los que un artista decide volver a mirarse desde cero. Grandes Éxitos no es una retrospectiva irónica ni un ejercicio de nostalgia, sino el punto exacto donde todas sus vidas musicales —el MC, el jazzman, el narrador, el outsider— se encuentran y se ordenan. Acompañado por GRAVY en la producción y arropado por colaboraciones que amplían su imaginario, Hugo Astudillo firma un proyecto que funciona como brújula personal y como declaración artística. Aquí conviven el saxofonista que creció entre conservatorios y jams nocturnas, el rapero que ha compartido camino con Kase.O o CA7RIEL & Paco Amoroso, y el compositor que busca contar historias con una franqueza cada vez más afilada.
En esta conversación, Escandaloso Xpósito repasa ese viaje: el deseo de empezar de nuevo, la soledad elegida, los excesos superados, el amor como refugio, la vida sin alcohol, la memoria del barrio y el oficio del storytelling. Un retrato honesto de un creador que vuelve a reclamar su sitio desde un punto de madurez propio, libre y plenamente consciente.
P: Vaya viaje sonoro te has marcado en Grandes Éxitos.
R: Es el resultado de un recorrido de muchos años intentando buscar algo que no sabía muy bien lo que era. Al final, me he dado cuenta de que no era algo concreto sino una mezcla de cosas. Parto del rap y del jazz, pero lo que me gusta es hacer canciones. Por eso, en cada una de ellas he intentado hacer diferentes géneros, pero habiendo una conexión sonora entre todos los temas.
P: Se nota que te gusta mucho la música.
R: Soy muy melómano. He estudiado música toda la vida en el conservatorio y llevo muchos años siendo profesor. Es una absoluta pasión lo que siento por ella.
P: Homenajeas a Los Secretos en la primera canción.
R: Pero a tu lado es una de las canciones más importantes de mi vida.
P: En este tema introduces el concepto de borrar y empezar de nuevo.
R: A pesar de haber trabajado con mucha gente sigo siendo bastante hermético y outsider. Con borrar y empezar de nuevo quiero expandir mi música. Además, a la gente necesitas hablar en su idioma y códigos. Si seguía haciendo jazz instrumental como en 57, no se me iba a entender. Es importante hablarle a gente en su idioma y códigos.
P: ¿Te ha tocado volver a empezar muchas veces?
R: Todo el rato. Hay épocas en las que brillas y otras desapareces. Por otra parte, nunca se me ha dado bien proponer mis cosas. He priorizado la música frente a la comunicación.
P: En Malestar General partes de un fracaso amoroso para analizar el saber reponerse.
R: Es una historia real. Estuve en Nueva York y vino a verme una chica con la que había tenido una historia previa. Estaba rallada con su novio, yo pensé que viviríamos un romance a lo Frank Sinatra, pero se quedó en nada. Al final es una metáfora de la vida. De estar emocionado con algo y que te corten el rollo. O viceversa.
P: Love Outsider me parece una consecuencia de Malestar General.
R: Podría ser. Es el rollo de abrir Whatsapp, ver que los colegas del instituto tienen tres hijos y tu estás soltero. En el día a día no lo noto, pero de repente ves a tu colega con dos chavales de 14 años y flipas.
P: ¿Te afecta de alguna manera?
R: Qué va, es más un pretexto para escribir una canción. Además, estoy orgulloso de mi soltería. Tengo a mis sobrinos que son maravillosos.
P: En Agua Fría tocas un tema bastante importante en tu vida: haber dejado el alcohol. Me parece bastante difícil hacer esto en un país como España donde su consumo está muy generalizado.
R: Dejé de beber hace 8 años porque me estaba destruyendo. Te cambia la vida porque el alcohol es el medio, el néctar de la comunicación. En este país todo el mundo queda para tomar algo. No parto del hate ni mucho menos, pero estaba tocando fondo. Me sigo llevando bien con la gente con la que bebía y no les juzgo. De hecho, a veces hay alguien que se toma dos birras y está más divertido. El problema del alcohol son las dosis, la costumbre o el por qué llegas a alcoholizarte y a tener problemas. Mi hermano me sacó de esa vida de mierda. Cuando lo dejé, empecé a beber más agua y a cuidarme más. Eso me llevó a estar más despierto, hacer más discos y trabajar con más peña.
P: ¿Tienes un agua preferida?
R: La del grifo de Madrid. Sin duda.
P: También reflexionas sobre el mundo de los excesos en Nas en L.A.
R: Es la típica historia del colega al que se le va todos de las manos y se encuentra más perdido que un rapero neoyorkino como Nas entre sol y palmeras en Los Ángeles.
P: Me atrae bastante el lado nocturno del jazz.
R: Recuerdo que cuando estudié en la escuela de jazz del País Vasco, eso era levantarse por la mañana, ir a clase y estar todo el día practicando. Luego, al irme en Barcelona, en mi mente sí estaba toda la movida del jazzman. Tocaba en jams todos los días y estuve años malviviendo. Pude vivir tan intensamente como siempre soñé. Sin emabrgo, te acostumbras a beber, a la noche, se te cambian todos los ciclos y empiezas a alcoholizarte. Es difícil salir de ahí.
P: Me parece muy especial la relación que tienes con el saxo. El la portada le llevas en un carrito, como si fuera tu propio hijo.
R: Empecé a tocar con siete años y tengo 41. Gracias a él he viajado y me he movido. Es una carta de presentación y representa tal cual lo que se ve en la imagen. Una visión hacia mí mismo para que me entienda la gente donde el carrito es una metáfora de mi música. Además, llevo una camiseta con la cara de mi hermano, salgo bebiendo agua y llevo un gorrito con un Tiranosaurius Rex, que justo fue el tema que le produjimos Harto y yo a Kseo. Música, familia y agua. Mis grandes éxitos.
P: Me ha gustado El Método. Me ha recordado al Vidas Perras de Perros Callejeros.
R: Rush y Cientifico, uno de mis grupos favoritos.
P: La historia es dura.
R: Muchos de los punkies de mi barrio han acabado fatal. Con 16 años ya se autodestruían y esa imagen me llevó a pensar en esta historia. De hecho, tengo dos amigos que, literalmente, se han matado por culpa de la mala vida.
P: Se agradecen mucho los storytelling a la hora de escuchar un disco.
R: Es contar mi peli. Como Slick Rick en The Art of Storytelling o, incluso Rubén Blades. Lo que más me gusta es la gente que escribe canciones contando historias cotidianas.
P: Solo es un canto a la soledad.
R: Es la vida que he elegido. Hay veces que intento quedar con alguien y la peña siempre está liada. Mi soledad es escogida, pero a veces no queda otra.
P: ¿Ser músico es sinónimo de soledad?
R: Ser músico tiene muchas fases. Puedes estar encerrado practicando y componiendo o rodeado de gira, pero el músico en general suele ser una persona que tiene que pasar mucho tiempo solo. Antes era mucho más colectivista, pero la noche y la locura te llevan a la soledad mala. Todo es un aprendizaje y, hasta que no lo vives, no te das cuenta.
P: Te he leído hablar de Dios de una manera muy sentida.
R: No me interesa la figura de Dios a nivel institucional sino como sinónimo de amor. Siempre he sido ateo, pero un día acabé viéndole. Lo siento cerca. Igual soy un puto loco y no sé si es real, pero Dios es amor. Vivimos un mundo que es un desastre y si Dios es lo contrario a ser un hijo de puta, creo en él.
Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes
Síguenos en Google Discover