Las inquietantes –y sobrias- fotografías de Lynne Cohen (Racine, Wisconsin, 1944 – Montreal, 2014), nos presentan espacios vacíos, ambiguos, a menudo de paso y algo desangelados, y a veces incluso amenazantes. Así, nos hablan de su memoria, de las huellas de quien estuvo en tales emplazamientos. Quién y por qué se sentó en esa silla, cómo acabó el que trabajó en esta fábrica abandonada, quién y con qué consecuecias se lanzó a aquella piscina… En definitiva, qué está pasando aquí.

 

Con una estética que evoca a David Lynch, las imágenes sirven, de esta manera, de anzuelo para el espectador: una vez que las vemos, no podemos dejar de fantasear sobre ellas. Así, la artista implica –y mucho- al público en lo que pretende ser una gran reflexión sociológica de nuestro tiempo, y en particular de la sociedad estadounidense. Un trabajo que nos recuerda, en el estudio de las ausencias y los espacios arquitectónicos vacíos, a uno de los grandes de la cámara de fotos en España, José Manuel Ballester, Premio Nacional de Fotografía, o a los fotógrafos estadounidenses Brian Henry o Richard Schultz.

 

 

La Sala Rekalde de Bilbao acoge ahora una retrospectiva sobre los cuarenta años de carrera de Lynne Cohen, organizada por la Fundación MAPFRE y que previamente ha estado expuesta con éxito en las instalaciones de la institución en Madrid, además de en Córdoba. Se trata de 78 instantáneas que nos permiten analizar la evolución de la mirada de esta artista que comenzó, en los años 70, como escultora, y que hasta los años 90 no incorporó el color a sus instantáneas.

 

 

Lynne Cohen. Hasta el 25 de enero de 2015. Sala Rekalde (Bilbao). www.salarekalde.bizkaia.net