Los premios no siempre premian lo premiable, pero el trabajo de Rosa María Sardá (Barcelona, 1941) ya lo han avalado, entre otros, dos Goya, la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, un par de estatuillas de la Unión de Actores y un Fotogramas de Plata. Ahora, le llega el Max Honorífico.


Tal vez sobresalga por su vis cómica, pero esta actriz, uno de los pilares iniciales de la corriente del cine español que inauguró Almodóvar, es una absoluta todo terreno. Irónica, discreta, reflexiva y directa, en sus cuarenta años actuando (y dirigiendo) en cine, teatro y televisión, la han distinguido su presencia, su fuerte carácter y su particular gestualidad. Y aunque ha sido musa de varios directores (el propio Almódovar o Ventura Pons), siempre ha viajado ligera de equipaje, conduciendo su carrera por senderos dispares, pero con un criterio muy propio.


Ya consagrada, con una trayectoria en la que relucen sus actuaciones en películas como Moros y cristianos (Luis García Berlanga) o ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? (Manuel Gómez Pereira), y dejando una huella indeleble en la historia de la televisión española (con la que ella, al parecer, está algo resentida), en 2011, decidió dedicarse por entero al teatro. Allí, todo había comenzado a los veinticuatro años, donde se estrenó con Cena de matrimonios, de Alfonso Paso. Ventura Pons le dio su primer papel protagonista con Knack en 1969, y más tarde se abrió un hueco destacable en el teatro político e independiente, participando en sonoras piezas como Esperando a Godot, de Samuel Becket, y Madre Coraje y sus hijos, de Bertold Brecht, y poniéndose a las órdenes de algunos de nuestros mejores dramaturgos, como Josep Maria Benet i Jornet, Adolfo Marsillach o Mario Gas.


Entre sus papeles memorables sobre las tablas, su interpretación de una enferma terminal de cáncer en Wit, que dirigiuó Lluis Pasqual y por la que la actriz recibió el Max a la Mejor Actriz Protagonista, o su personaje de Poncia en una versión de Lluis Pasqual de La Casa de Bernarda Alba con un repartazo en el que también figuraba Nuria Espert, y que le valió a Sardá una candidatura al Max a la Mejor Actriz Principal y el Premio de la Unión de Actores. Sus títulos más recientes, Maktub, de Paco Arango; Love for Shakespeare, de Lluís Pasqual; o Dubte, de John Patrick Shanley.


Rosa María Sardá recibirá su Max Honorífico el próximo 18 de mayo dentro de la ceremonia de entrega de la XVIII edición de los Premios Max de las Artes Escénicas que organiza la Fundación SGAE y que se celebrará en la Sala B.A.R.T.S (Barcelona Arts on Stage). Ha declarado que “recibir un galardón es un acto de alegría, agradecimiento y satisfacción, pero siempre es injusto para el que no lo recibe (…) En este caso me lo dan los compañeros. Eso es lo que más valoro, es conmovedor y estoy muy agradecida”.


Foto: Marta Pich.


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