La figura de Andy Warhol (1928-1987) permanece como una de las más emblemáticas, y todavía discutidas, del arte contemporáneo. Sus obras, imposibles de no reconocer en su gran mayoría, pertenecen ya a una cultura visual y popular que, se entiendan o no, se contextualicen o no, forman parte de nuestro imaginario. En este sentido, una exposición como ‘Warhol. El arte mecánico' podría servir más como ilustración, casi como recordatorio fetichista, de un artista que supo entender, quizá mejor que nadie, su presente y las derivas del futuro, tanto del arte como, sobre todo, de una sociedad capitalista, mitómana y, en su fondo, superficial (en cuanto atención a la superficie de las cosas como esencia de las mismas). Warhol identificó lo anterior y expuso de manera crítica en sus obras, a pesar de que éstas hayan derivado con el paso del tiempo a una abstracción que, de alguna manera, desvirtúa en algunos casos su esencia original. En gran medida, también era parte del juego planteado por el artista.

[[{"fid":"76645","view_mode":"ancho_total","fields":{},"type":"media","attributes":{"alt":"'Warhol. El arte mecánico', Exposición Caixa Forum Madrid","title":"'Warhol. El arte mecánico', Exposición Caixa Forum Madrid","class":"img-responsive media-element file-ancho-total"}}]]

‘Pop Art’: Entre la fascinación y la crítica

El ‘Pop Art’, que tiene sus orígenes en la escena artística británica, aunque un mayor desarrollo en la norteamericana, consumó la idea moderna de unir alta y baja cultura para romper una limitación histórica y convenientemente mantenida por ciertos intereses. También, aunó todo tipo de expresiones artísticas: pintura, escultura, cine, fotografía, ilustración, moda, música, e, incluso, publicidad. Todo cabía en una mirada que poseía, como en Warhol, un sentido narrativo de las obras que se puede apreciar en muchas de las obras expuestas en ‘Warhol. El arte mecánico’. En la cual, no obstante, también se encuentra una de sus paradojas, y a su vez contradicciones, la crítica ácida hacia la sociedad de consumo pero también una cierta condescendencia hacia ella resultado de una fascinación, intrínseca a Warhol, surgida de esa intuición sobre el devenir social del cual querían ser parte activa a la par que mirada crítica. Warhol evidentemente se situaba en ese punto intermedio: los retratos de figuras como Marilyn Monroe, Elvis Presley o Jackie Kennedy, por ejemplo, ponen de relieve cómo el artista situaba figuras emblemáticas, convertidas en símbolos populares de diversos significados sociales, en busca de cuestionar ante el posible espectador de las obras su posición ante ellas, pero sin negar la propia fascinación de Warhol por unas figuras públicas de una trascendencia que él mismo deseaba –y consiguió- alcanzar. Lo ‘popular’ entendido, y convertido, en arte de los medios de masas trascendiendo lo establecido en el arte.

[[{"fid":"76648","view_mode":"ancho_total","fields":{},"type":"media","attributes":{"alt":"'Warhol. El arte mecánico', Exposición Caixa Forum Madrid","title":"'Warhol. El arte mecánico', Exposición Caixa Forum Madrid","class":"img-responsive media-element file-ancho-total"}}]]

‘Warhol. El arte mecánico’ presenta un recorrido cronológico que arranca desde sus inicios como diseñador gráfico comercial en Nueva York hasta sus últimas obras, cerca de su muerte en 1987, convertido por entonces en un mito de arte de cariz universal. En ese sentido, la exposición posee una organización que responde a una idea orgánica de desarrollo artístico que en el caso de Warhol es más que pertinente. Hace hincapié en sus polifacéticas obras seriadas, en los vínculos establecidos entre su vida y su producción artística en cada momento específico, y el uso de diferentes técnicas y soportes combinados en sus diferentes ciclos. La exposición, por otro lado, también enfatiza el carácter específico de cada época y cada momento en la vida y obra de Warhol presentando sus obras tanto a modo único, como piezas, en su gran mayoría ya canónicas dentro de la historia del arte, y, en particular, del ‘Por Art’, a la vez que mostrando su posición dentro del imaginario popular.

[[{"fid":"76646","view_mode":"ancho_total","fields":{},"type":"media","attributes":{"alt":"'Warhol. El arte mecánico', Exposición Caixa Forum Madrid","title":"'Warhol. El arte mecánico', Exposición Caixa Forum Madrid","class":"img-responsive media-element file-ancho-total"}}]]

De la ‘Silver Factory’ a ‘The Office’

La estetización de formas y figuras de la sociedad de masas y de consumo preside su primera fase artística, aquella que desarrolla entre finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta ya en la Silver Factory, espacio que aparece de manera transversal, y desde diferentes perspectivas, en la exposición. Un espacio de encuentro artístico y social que tenía en Warhol una suerte gurú, casi demiurgo, icono de la época por su polifacética naturaleza y que ha quedado mitificado, de manera quizá algo desmesurada, más allá de su puntual relevancia contextual. Pero tanto la Silver Factory, como, después, The Office, el siguiente espacio en el que trabajó Warhol desde 1968, después de sufrir un intento de asesinato, son de gran relevancia dado que ejemplifican dos momentos precisos en la creación de Warhol. The Office era una sede mucho más normativa, casi aburguesada, que habla de la posición de Warhol en la época: convertido en vida en ‘genio’, a partir de entonces asumió una posición mucho más empresarial de sí mismo. En gran medida, la operación llevada a cabo por Warhol desde el principio había surgido efecto: ahora era igual de famoso que aquellos a quienes idolatraba al comienzo. Respondía a encargos de todo tipo y realizaba retratos a famosos: en el fondo, había devenido en un artista más ‘clásico’ de lo esperado.

[[{"fid":"76647","view_mode":"ancho_total","fields":{},"type":"media","attributes":{"alt":"'Warhol. El arte mecánico', Exposición Caixa Forum Madrid","title":"'Warhol. El arte mecánico', Exposición Caixa Forum Madrid","class":"img-responsive media-element file-ancho-total"}}]]

Warhol como marca registrada

Que la exposición use la palabra ‘mecánico’ para referirse al arte de Warhol resulta ilustrativo de su forma de trabajar a modo de cadena de montaje que repercute en cierta esencia estética detrás de su obra; pero también persigue crear una dialéctica con las obras expuestas en busca de resaltar una posible poética en sus obras, en este caso, mucho más complicado de apreciar. Una poética alejada de patrones estandarizados y que contraviene, en gran medida, la idea de Warhol de otorgar a sus obras de una plasticidad visual que hablase por sí misma sin necesidad de interpretaciones. Era el contexto el que aportaba hondura a sus propuestas en un sentido crítico, de cierto nihilismo, algo cínico en cualquier caso, que surge de la intercalación de retratos a famosos de toda índole con formas del capitalismo, o bien, en su acercamiento al horror y la muerte, creando un conjunto homogéneo en su diversidad gracias a la personal mirada de Warhol. Con el paso de los años, Warhol se encargó de difuminar ese componente crítico para industrializar su creación, más atento a su imagen pública que a la artística, aumentando su labor con encargos de todo tipo que poseían una señal de identidad clara: el estilo particular de Warhol convertido en algo más que firma artística, devenida en marca registrada. Así, el artista norteamericano consiguió algo que, de una manera u otra, anhelaba al comienzo: él mismo transformado en puro capitalismo.

‘Warhol. El arte mecánico’ enfrentará al visitante de la exposición a un sinfín de obras que reconocerá de manera inmediata; y habrá quien acuda a ellas de manera primeriza. Doble vertiente que dota a la propuesta de un gran interés en tanto a que inserta sus piezas en nuestro presente, creando un diálogo que expone cómo por entonces surgieron muchos elementos que ahora poseen su consecución, que no su final. Lejos de lo meramente anecdótico de contemplar obras que han sido reproducidas hasta la saciedad, tanto que han dejado de ser obras de arte para convertirse en imaginería de consumo popular, en muchos casos sin tener en cuenta sus intenciones, la exposición exige al espectador situarse frente a ellas para cuestionarse su papel frente al trabajo de Warhol y, por tanto, como consumidor de sus obras. Y del arte, independientemente de dónde y de cómo se muestre. En este sentido, ‘Warhol. El arte mecánico’ posee la fuerza de materializar obras que tienen un cariz volátil en tanto a que han sido vistas en diferentes formatos a lo largo de los años, pero que ahora, se pueden apreciar en su forma real, física. Aunque pueda parecer algo insustancial, dado el carácter etéreo de la creación de Warhol, es realmente importante.