Las bicicletas eléctricas han experimentado un crecimiento evidente, que ha conllevado la aparición de nuevas empresas especializadas, sean físicas o virtuales. Entre 2013 y 2016, la facturación del sector alcanzó los 1.549 millones de euros, y partían de 1.270 millones. Es decir, subieron un 22%.

Muchos emprendedores han visto en las bicicletas eléctricas toda una oportunidad de hacer negocio, y otras empresas consolidadas, que ya se habían internacionalizado, recogen con agrado la buena aceptación que las bicicletas eléctricas tienen en el mercado europeo.

Podríamos considerar varios factores a la hora de explicar el auge que la bicicleta eléctrica está teniendo, además de su obvia comodidad. El pasado mes de noviembre, una encuesta de Greenpace revelaba que la primera preocupación ambiental de los españoles era el cambio climático. Además, el 42,5% de las personas encuestadas identificaban las emisiones de transporte como una de las principales causas, concretamente, la cuarta. La conciencia ambiental ha ido creciendo y, con ella, se han ido también moldeando los hábitos.

Los gobiernos, a nivel nacional, regional y local, también han propiciado el cambio. El aspecto de las ciudades cambió por completo con la construcción de carriles bici y los sistemas de alquiler de bicicletas públicas para facilitar su acceso a toda la población. Es el caso de Sevilla, que cuenta con más de 160 kilómetros de carril bici y se sitúa a la cabeza en seguridad para los ciclistas, pero también de Barcelona, Vitoria, Zaragoza, Valencia y Madrid.

Cómo es una bicicleta eléctrica

La bicicleta eléctrica es un vehículo con motor eléctrico que facilita su avance. El kit que llevan incorporado, que marca la diferencia con las tradicionales, se compone también de una batería que suministra energía al motor y que se carga a partir de la red eléctrica o de paneles solares, un controlador de velocidad o un cable eléctrico del controlador al motor, entre otras cosas.

En una web como Bikilec se pueden encontrar modelos con asistencia al pedaleo de todos los precios. La cuestión económica, de hecho, ha sido un elemento disuasorio para muchos de los que deseaban tener un vehículo con asistencia al pedaleo, pero hoy lo de conseguir una bici eléctrica barata parece más alcance que nunca.

Para la ciudad

Se encuentran entre las más vendidas por ser utilizadas como vehículo alternativo para desplazarse por la ciudad. Su popularidad, de hecho, a abierto la puerta a que las empresas innoven y vayan más allá de meros artículos funcionales, sino que las eleve a la categoría de bicicletas eléctricas urbanas con personalidad. Eso quiere decir que hay un gran cantidad de modelos entre los que elegir.

Antes de comprar una City Bike, hay que saber que son modelos altamente ergonómicos, es decir, que en su fabricación se selecciona cuidadosamente “la geometría correcta”, como indica Bikilec, “para que cualquier usuario sienta la bici como un guante”. Hay muchas posibilidades de regulación del manillar, potencia y postura del asiento, con idea de que el usuario se sienta cómodo en su ruta.

Se trata de probarla. El asiento debe estar lo suficientemente alto como para evitar los problema de rodilla, y el sillín debe ser lo bastante ancho y acogedor. Además, cuanto más ancho sea el neumático, mayor confort proporcionará en la conducción.

Otros detalles a considerar son los faros LED, que deben proporcionar una visibilidad excelente, suspensión delantera para proteger las ruedas y para ganar en comodidad, y llantas de doble pared también encaminadas a alargar la vida de las ruedas, aportando rigidez y estabilidad.

Entre las opciones disponibles, Bikelec recomienda las Fatbike Crusier para la ciudad, con batería de litio oculta dentro del cuadro.

Para combinar trayectos

No siempre existe la posibilidad de completar el trayecto completo, desde casa hasta el lugar de trabajo o estudios, en una bicicleta eléctrica. En ocasiones, el usuario se ve obligado a combinar trayectos, es decir, optar por el bus por el metro para un parte y sacar su bici para el resto del itinerario. En ese, caso, Bikilec recomienda una Fatbike plegable con cuadro abierto para facilitar el acceso, y que puedes ver aquí: https://www.bikelec.es/bicicletas-electricas-fat-bikes/grancalipso.

Al margen del modelo, la mejor bicicleta plegable es la que está hecha en aluminio. Se trata, además, de la más polivalente, porque se adapta a cualquier espacio. No solo es habitual tener que combinar trayectos, entre urbanos e interurbanos si se vive en una ciudad o pueblo diferente al lugar de trabajo. Es que muchas personas prefieren no guardar su bicicleta eléctrica en un sótano o garaje.

La bicicleta plegable comenzó a usarse entre los años 60 y 70, y fueron consideradas una nueva generación. Su montaje es fácil y rápido, requisito que exigen todos los usuarios, de forma que abrirla y comenzar a pedalear conforman prácticamente la misma acción.

Para la montaña

En la categoría de bicicleta eléctrica mountain bike, uno de los modelos favoritos de Bikilec es la fat bike electrica 1000w, con motor central.

Las bicicletas MTB o de montaña, explican, están enfocadas para un uso fuera de carreteras o vías urbanas, por lo que cuentan con un cuadro fuerte, buena suspensión delantera o doble suspensión, neumáticos bastante anchos con dibujos muy marcados y un sistema de cambios múltiples de varias velocidades. Admiten además el montaje de frenos hidráulicos.

Entre los modelos existentes, sin embargo, puede haber diferencias de calado, no solo de diseño, sino también en aspectos técnicos. Las bicicletas Fatbike, por ejemplo, no tienen suspensión extra, porque sus neumáticos son los suficientemente anchos como para proporcionar una completa.

Otros modelos sí llevan incorporada la suspensión delantera, y una tercer categoría se podrían incluir las de doble suspensión. El catálogo no terminaría ahí. Hay también bicicletas eléctricas de montaña plegables y/o con batería oculta y protegida dentro del cuadro.

Las jornadas de ciclismo de montaña suelen conllevar ejercicio de alta intensidad. Hay quien no renuncia a disfrutar de los largos paseos en bicicleta por un entorno natural pero, por cuestiones de forma física o de salud, no desean hacer un esfuerzo excesivo con el que correr el riesgo de sentir fatiga. La bicicleta eléctrica de montaña es, en este caso, una buena solución.