Las agresiones sexuales en la infancia, una insinuación de un vecino o familiar, el acoso de los compañeros en la escuela, que afecta a 1 de cada 3 niños en el mundo, o la bofetada de un padre o una madre son solo algunos ejemplos de los tipos de violencia a los que se enfrentan millones de niñas y niños cada día. La mayor parte de los actos violentos pasan desapercibidos, permanecen invisibles. Sin embargo, los niños que los sufren son más proclives a crecer inseguros, con falta de confianza y baja autoestima. No solo las cicatrices físicas quedan marcadas para siempre, las heridas del miedo y la humillación pueden ser imborrables en la salud mental de un niño.

El último informe mundial del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), publicado esta semana, Una situación habitual: violencia en las vidas de los niños y los adolescentes intenta arrojar luz sobre la magnitud de los distintos tipos de violencia que sufren los menores. Este estudio es el fruto de grandes esfuerzos por cuantificar lo que no forma parte de ningún registro ni se apunta en ninguna tabla: a cuántas bofetadas, gritos, insultos, agresiones y abusos sexuales se enfrentan millones de niños en su día a día.

Los datos confirman que la violencia contra los niños empieza muy pronto y casi siempre de manos de quienes son responsables de su protección y cuidado. Conforme pasan los años, a ellos se sumarán compañeros de colegio, parejas, profesores, entrenadores y otros familiares. Rostros habituales y lugares cotidianos que representan un peligro más real que cualquiera de sus pesadillas.

Cerca de 300 millones de niños de 2 a 4 años en todo el mundo (3 de cada 4) son habitualmente víctimas de algún tipo de disciplina violenta por parte de sus cuidadores. Violencia que está justificada por más de 1 de cada 4 adultos que tienen niños a su cuidado y que afirman que el castigo físico es necesario para educarlos adecuadamente.

Esta situación parece no discriminar entre los niños de hogares más ricos y los menos favorecidos. Quizá el corporativismo adulto nos hace justificar ciertas formas de tratar a los más pequeños o incluso tapar comportamientos que no toleraríamos hacia una persona mayor de edad. Esto tiene consecuencias para estos niños, que se sienten merecedores o incluso culpables de la violencia que sufren.

Sorprende constatar que 9 de cada 10 adolescentes forzadas a mantener relaciones sexuales conocían a su agresor. Tal vez por ello, tan solo el 1% trató de conseguir ayuda profesional. Quizá también por la vergüenza, el miedo y el desconocimiento originados por nuestra propia ambigüedad a la hora de condenar la violencia que los niños y niñas sufren. Pero los datos son escalofriantes: alrededor de 15 millones de adolescentes en todo el mundo ha sido víctima de relaciones sexuales forzadas.

en las escuelas

La escuela o el instituto pueden convertirse en un entorno hostil, con maestros que aplican castigos físicos, agresiones sexuales y acoso por parte de compañeros. Todavía hay 732 millones de niños en edad escolar viviendo en países donde el castigo físico en la escuela no está completamente prohibido.

Además, las escuelas se han convertido en muchas ocasiones en blanco de tiroteos y ataques armados. En los últimos 25 años se han registrado 59 tiroteos en escuelas de 14 países, de las que casi 3 de cada 4 sucedieron en Estados Unidos, y cerca de 500 ataques o amenazas contra escuelas en 18 territorios en conflicto.

Ser adolescente hoy en día, en ciertos países, conlleva un alto riesgo de morir a causa de la violencia. Así, cada 7 minutos, en algún lugar del mundo un adolescente es asesinado. En America Latina se encuentran los 5 países del mundo con mayores tasas de homicidio entre adolescentes, afectando mayoritariamente a los varones. El informe también ha querido alertar sobre el dramático aumento de las muertes violentas de los menores de edad viviendo en países en conflicto, como Siria, niños y niñas que pueden ser utilizados como combatientes o verse atrapados en los ataques y bombardeos.

En España:

27.100 menores fueron víctimas de delitos que implican algún tipo de violencia  5.523 menores fueron víctimas de delitos graves en el ámbito familiar.  4.393 menores fueron víctimas de delitos de carácter sexual.

Conocer la magnitud del problema es el primer paso para atajarlo y podemos hablar de avances significativos. Desde la publicación del último informe de UNICEF sobre violencia hacia la infancia en 2014, Ocultos a plena luz, hay más datos disponibles y se han puesto en marcha estudios por países y regiones. Pero luchar contra este problema necesita del compromiso de todos, a distintos niveles. Atender a las víctimas es haber llegado demasiado tarde.

UNICEF trabaja con gobiernos de todo el mundo para que creen leyes que protejan a la infancia y que penalicen cualquier forma de violencia, así como políticas y mecanismos para hacer cumplir esas leyes. Además, está presente en las comunidades para acompañar a padres, madres y cuidadores, porque ellos juegan un papel crucial en el compromiso para acabar con estas prácticas dañinas pero socialmente toleradas.