Cardo y pencas de acelga empanadas con tomate.

¿Con qué?

Un paquete de cardo congelado o un bote de cardo en conserva, las pencas de un manojo de acelgas, un huevo, pan rallado, sal, aceite de oliva, medio kilo de tomates maduros, una cebolla mediana y vinagre balsámico.

¿Cómo?

Se limpian las pencas de las acelgas de nervios y se reservan las hojas para el día siguiente –se les puede dar un hervor y congelar- se secan bien los cardos en conserva o los congelados una vez descongelados. Si se quiere frescos se hace una operación de limpieza quitando la piel exterior y los nervios más externos, es conveniente ponerse guantes. Damos un hervor a las pencas y los cardos frescos con una gota de vinagre balsámico en el agua y reservamos sobre papel secante. Preparamos la salsa de tomate vertiendo aceite –dos cucharadas- en un recipiente con tapa –sartén o cazo- y le echamos la cebolla muy cortada. Pelamos los tomates, les quitamos las semillas y los cortamos en dados y los echamos cuando la cebolla está transparente, salamos y ponemos una pizca de azúcar y dejamos que se haga a fuego lento durante veinte minutos, hasta que la salsa esté bastante compacta pero jugosa. Batimos el huevo, empapamos en él las pencas y los cardos, empanamos y freímos en abundante aceite muy caliente hasta que se doren. Servimos varias pencas y cardos acompañados de la salsa de tomate.

Jamón fresco asado.

¿Con qué?

Un kilo de jamón fresco de cerdo, cuatro cebolletas, dos pimientos morrones, aceite de girasol, mostaza, una copa de vino blanco, sal y pimienta.

¿Cómo?

Mejor es comprar el jamón entero porque no se estropea, una vez asado, y es muy recurrente para sándwich. Se corta el cuero en cuadrados sin desprenderlo de la carne, se salpimienta, y en el fondo de la fuente de horno ponemos las cebolletas y los pimientos morrones cortados en tiras. Con aceite de girasol y una cucharada de mostaza hacemos una salsa con la que embadurnamos la pierna de cerdo y la introducimos en el horno a 220º C durante veinte minutos dándole la vuelta a los diez. Pasado ese tiempo bajamos la temperatura a 180º y rociamos el jamón con la copa de vino blanco y permanecerá en el horno otros cuarenta minutos tratando que no se seque y quede dorado por todos lados; se puede usar un poco de agua con una cucharadita de miel disuelta para que tome más color. Se sirve en filetes finos cortados a la contra y acompañamos con la cebolla y el pimiento morrón.

Fruta del tiempo al gusto.