Menestra de verduras con jamón.

¿Con qué?

Verduras variadas –hay algunas menestras congeladas que están bastante bien y a estas se les puede añadir una patata muy cascada y un poco de cebolla para dar más consistencia- aceite de oliva, una punta de jamón, un hueso de caña y sal gorda.

¿Cómo?

En una cazuela vertemos agua y la hacemos hervir, añadimos la punta de jamón, el hueso de caña y lo dejamos que cueza unos veinte minutos. Retiramos la punta de jamón y reservamos. Pelamos la patata y la partimos cascando y la echamos al caldo con media cebolla cortada en dados. Dejamos que se ablanden un poco y añadimos la menestra congelada –si la hacemos con verduras frescas echamos las duras con la patata y las de hoja en los últimos diez minutos- salamos, mantenemos al fuego, apagamos y dejamos reposar. En una sartén vertemos cuatro cucharadas de aceite de oliva y en ella pochamos la media cebolla restante cortada en juliana, cortamos la punta de jamón en virutas y las echamos cuando la cebolla está transparente. Retiramos del fuego y rociamos con este refrito la menestra escurrida.

Hígado encebollado.

¿Con qué?

Tantos filetes de hígado como comensales, dos cebollas grandes, un diente de ajo, aceite de oliva, sal y pimienta.

¿Cómo?

Salpimentamos los filetes de hígado media hora antes de freírlos. En una sartén echamos bastante aceite de oliva, cortamos las cebollas en juliana –tiras- y las pochamos a fuego lento para que suelten sus jugos; cuando estén muy melosas, retiramos y reservamos. En la misma sartén sin la cebolla y su jugo vertemos unas gotas de aceite de oliva y freímos los filetes de hígado, enteros o en tiras. Una vez fritos todos, los colocamos en la sartén y echamos la cebolla y sus jugos para que se mantengan calientes y se intercambien los sabores durante seis minutos a fuego bajo, cuidando que no se sequen. Se sirve filete y cebolla o varias tiras y cebolla. 

Requesón o queso fresco con membrillo, ambos productos son fáciles de encontrar en esta época del año.