Llega la temporada de frío a España y con ella los preparativos para proteger tu casa de cara a las bajas temperaturas. Con las constantes subidas del precio de la luz, poner a punto los radiadores es imprescindible para adecuar el sistema de calefacción y hacer un buen uso de este durante el otoño y el invierno.

Estos aparatos pasan de estar mucho tiempo sin encenderse durante los meses de calor a estar constantemente en funcionamiento con la llegada del frío. Por eso es importante adecentarlos, como purgarlos y limpiarlos, antes de volver a usarlos. Estos, además, pueden acumular mucho polvo, lo que dificulta su objetivo: mantener tu hogar caliente

1. Purgar

Para poder usar la calefacción sin gastar más energía de la necesaria es fundamental purgar el sistema. Este paso permite sacar el máximo rendimiento a tus radiadores que funcionan con agua y, con un buen mantenimiento de al menos una vez al año, conseguirás una temperatura uniforme y evitar las indeseables averías y los ruidos en las cañerías.

Así, con el aparato apagado, coloca un envase bajo la válvula de purga, que suele encontrarse junto al termostato o en un lateral. Con unos alicates, gira el tornillo un cuarto de vuelta y deja salir el aire hasta que veas que sale agua sucia. Cuando esto ocurra cierra la válvula y ya podrás pasar al siguiente radiador. Es recomendable que comiences con los que están más cercanos a la caldera y, en caso de que la vivienda tenga dos plantas, empieza por la de abajo.

Con estos sencillos pasos tu radiadores ya estarán purgados y listos para el segundo: limpiarlos a fondo.

2. Limpiar

Como hemos comentado, los radiadores acumulan restos de óxido y suciedad en su interior, por eso es fundamental realizar una limpieza a fondo tanto por fuera como por dentro. Para ello, lo primero es cerrar las llaves de paso que permiten la entrada y salida de agua, descuélgalo de la pared si lo prefieres y vacía el agua y los residuos.

Mételo en un balde grande o pon periódicos viejos o trapos en el suelo para recoger mejor la suciedad y evitar mancharlo todo. Una vez vaciados, limpia el polvo de todo el exterior, también de la parte trasera. Esta está en contacto constante con la pared y puede marcar la diferencia entre retener el calor o permitir su difusión por la habitación. 

Para una mejor limpieza también puedes colocar una tela húmeda debajo del radiador y otro pegado a la pared y darle con el aire caliente de un secador. Esto hará que el polvo salga de dentro hacia fuera de una forma más rápida y sencilla y se pegue a la humedad del trapo. Otro truco casero es colocar un paño alrededor de un palo como un plumero e introducirlo por las rendijas para llegar a las esquinas y ranuras más internas.

Tras quitar el polvo del interior, es recomendable usar una vaporeta para eliminar la suciedad más incrustada en el interior de los radiadores. Esto también contribuye a deshacer las manchas y polvo que se forman en los calentadores. Por último, pasa por toda la superficie un trapo con un desengrasante diluido en agua caliente para eliminar cualquier residuo que pueda quedar.

Una vez hecho todo el proceso, ya puedes volver a colgarlos y conectarlos. Si sigues estos pasos, tus radiadores estarán perfectos y listos para combatir el frío.