El lío está servido. La retrógrada ley del aborto que ha puesto sobre la mesa el Gobierno de la nación está provocando un gran revuelo interno en el seno del Partido Popular. Es tan grande el despropósito orquestado por Alberto Ruiz Gallardón a instancias, no se olvide, de Mariano Rajoy que por una vez en la monolítica derecha española se han escuchado voces críticas.

El rifirrafe entre Alberto Fabra y José Antonio Monago es el episodio más estridente pero entre bambalinas el enfrentamiento es de aúpa entre los partidarios y los detractores de un proyecto de ley que arrebata derechos y libertad a la mujer, nos hace retroceder más de 30 años y nos aleja de Europa ante la mirada atónita de la comunidad internacional que no entiende la deriva ultraconservadora de Rajoy.

Hay voces que claman por la libertad de voto, por el voto en conciencia, en las filas peperas. Al final serán pocos, contados con los dedos de la mano, los que se salten la férrea disciplina que se quiere imponer desde la calle Génova. El presidente del Gobierno ha pedido a sus barones que no polemicen en público para serenar el debate, como éste si fuera a desaparecer por maniobras de mercadotecnia. La protesta social ante esta incomprensible involución está en la calle y es imparable.


* Miguel Ángel Vázquez es periodista y Portavoz del Gobierno andaluz