Cuando los ciudadanos dubitativos aún no han decidido qué papeleta elegirán el 4 de mayo, el llamamiento público hecho por el número dos del PP, Teodoro García Egea, invitando a cambiar de chaqueta a dirigentes de Ciudadanos, produce vergüenza ajena. Y no sólo porque los populares pactaron gobernar con C´s en cuatro comunidades autónomas, Andalucía, Comunidad de Madrid, Castilla y León y Región de Murcia, sino porque se ha hecho girones los restos del velo de la necesaria corrección política. Ahora se trata de ir a por todas. Cueste lo que cueste.

Cuando faltan seis semanas para las elecciones autonómicas de Madrid, los candidatos no solo afilan sus lemas sino que algún candidato, Pablo Iglesias en concreto, a punto de saltar de un escenario a otro, ha vuelto a exhibir sus excesos verbales, en este caso apuntando a la presidenta de Madrid.

A juicio del todavía vicepresidente segundo del Gobierno, es muy probable que cuando se investigue de verdad a la “señora Díaz Ayuso sea imputada y acabe en prisión”. Si Ia presidenta madrileña tienes el descaro de proclamar que el 4 de mayo la alternativa es comunismo o libertad, en una demostración palmaria de que no sabe de que va ni una cosa ni otra, la respuesta de un candidato que pretende desplazarla no debería centrarse en insinuaciones sin contenido. Se espera que Pablo Iglesias hable claro o cierre la boca.

Ese tipo de discursos es algo que rechaza Edmundo Bal, abogado del Estado que abandonó sus tareas a modo de rechazo por la posición de este cuerpo en favor de condenar a los autores del procès por un delito de sedición, no de rebelión, abrazó la apuesta de Ciudadanos, que necesitaba cuadros para recuperarse de su última debacle. Ahora, como candidato a presidir la Comunidad de Madrid, ha dicho que intentará garantizar, “centralidad, moderación y sentido común", aunque su abandono de la portavocía de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados parece más un intento de reflotar su formación que está con el agua al cuello.

Por otro lado, Más Madrid, con la médico y política Mónica García al frente, plantea con naturalidad la necesidad de acordar -una vez que conozcan los resultados de las urnas- la formación de un frente común entre todas las formaciones progresistas para descabalgar a Diaz Ayudo.

De momento el presidente del PP, Pablo Casado, no ha entrado a fondo en la precampaña, limitándose a alabar “el valor y el coraje y la valía” de Isabel Díaz Ayuso. Vía Twiter ha recordado también que la “criticaron desde el mismo momento en que propuse su candidatura hace tres años, y desde entonces no han parado de insultarla”. Es decir, que la oposición va a por ella.

Al parecer ni las consecuencias terribles de los miles de ancianos muertos en las residencias de la Comunidad o la venta de pisos protegidos a fondos buitre, nada de nada. En el haber legislativo de Ayuso sólo se encuentra una nueva Ley del Suelo, contra la que un sarcástico Pedro Sánchez tiró con bala en la presentación del candidato socialista, Ángel Gabilondo. Qué casualidad, dijo, la ”modificación de una ley que tiene que ver con lo de siempre, con la especulación cuando gobierna el PP”.

A su vez, el candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, al presentarse llamó a la mesura. En el spot de su campaña, haciendo de la necesidad virtud y reconociendo su falta de salero, se centra en subrayar que el socialismo es rebelde, inconformista, cultural y dinámico.

El PSOE, ante el despropósito en curso, llama a la mesura. Y haciendo de la necesidad virtud, alaba la reconocida falta de salero de Ángel Gabilondo, pero destaca su compendio de excelentes cualidades para representar a los madrileños. En las imágenes del vídeo, el propio interesado lo refiere: “Algunos dicen que soy un soso. Si es por sosegado, puede que tengan razón. Será porque no creo en la bronca, porque cuando hay gritos, pido la palabra. (…) Tengo mucho más que decir”.

Se espera con atención lo que tenga que decir.