Los rumores corren, incluso galopan, por los mentideros e internet. Hace semanas que la derecha más extrema que habita en el Partido Popular está sopesando emanciparse y crear una marca política propia ultra, al estilo del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia o del Partido de la Libertad de Geert Wilders en Holanda.

Esta posibilidad está pasando ya al plano de las conjeturas al de la información. El detonante final de este movimiento segregacionista puede estar en la derogación de la doctrina Parot por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la tibia, en su opinión, respuesta del Gobierno de Rajoy. A esto hay que añadir algunos descabalgamientos, como el de Alejo Vidal-Quadras, halcón pepero y protegido del TDT Party, de las listas de las europeas. Quizá para frenar esa desbandada el ministro de Justicia ha sacado a la palestra una retrógrada ley del aborto, que pretende hacer de sutura en la herida en su extremo más radical. ¿Tendrá el efecto que persigue o el daño ya no tiene remedio?

Siempre se ha valorado que toda la derecha respondía electoralmente a las siglas del PP. En cambio, ese lastre ultra siempre ha impedido al partido conservador homogeneizarse con sus homólogos europeos. Su programa político siempre va trufado de guiños a su sector más radical y extremista. Si finalmente se consuma esa fractura en la derecha española, el PP por fin conseguirá culminar su eterno viaje al centro y liberarse de sus grilletes nostálgicos. Convulsión interna hay, habrá que aguardar que estos escarceos fragüen... O no, que diría el presidente del Gobierno. Los ultras están tensando bastante la cuerda.


* Miguel Ángel Vázquez es periodista y Portavoz del Gobierno andaluz