El editorialista del diario de Pedro J. Ramírez sostiene lo siguiente: “Si tradujéramos los resultados de la encuesta en votos, el PP obtendría un resultado histórico. Alcanzaría el 47,4% de los sufragios, cuando el Aznar de la mayoría absoluta del 95 logró un 44,5%. Enfrente, el candidato socialista quedaría por debajo del 34, 1% de Almunia –que es el mínimo que el partido se ha puesto para salvar la honrilla-, y caería al 31, 8%, para esculpir el peor resultado electoral del PSOE”.

Un empate técnico
[Por cierto, la mayoría de Aznar no se produjo, según señala equivocadamente el editorial de El Mundo, en 1995, sino en marzo del año 2000. En 1995 se celebraron los comicios de las autonómicas y municipales. Venció entonces el PP con desahogo, aunque con menor margen que el 22 de mayo del año en curso. En 1996, contra todos los vaticinios y sondeos demoscópicos, Felipe González resistió en las urnas. Aznar lo derrotó sólo por 300.000 votos, una minucia. De hecho, se registró un empate técnico]

Oxígeno al PSOE
Es absolutamente cierto lo que dijo Felipe González en el inicio de la ya aludida Conferencia Política. Él estuvo a punto de vencer en las urnas de 1996 y dejó en fuera de juego a la inmensa mayoría de las encuestas. No logró una remontada total, pero sí frenó la euforia de los populares y, en cambio, dio oxígeno al PSOE. Lamentablemente ese oxígeno duró poco, pero aquello es otra historia.

Coraje político
En aquel tiempo tan duro para los socialistas, en cuanto al clima político, extraordinariamente desabrido y áspero -aunque ahora sea incluso peor-, contaron con el coraje político de González. El ex presidente se ofreció el otro día a respaldar a Rubalcaba cuanto quiera. También se ofreció para el después del 20-M. Haría bien Rubalcaba de aceptar las sugerencias de ayuda del icono socialista más querido por la militancia y por muchos simpatizantes de su gestión, orientada hacia el Estado del Bienestar, así como de la transformación globalmente en positivo de España. En efecto, y como dijera Alfonso Guerra, “a España no la va a conocer ni la madre que la parió”.

¿Vuelco a la campaña?
¿No podría darse un buen vuelco a la campaña –tan cerca ya de la meta- con un González omnipresente en los mítines y en los medios de comunicación? ¿Qué sucedería si Rubalcaba anunciara a una semana de la apertura de las urnas que, si él ganara las elecciones, nombraría a González ministro de Asuntos Exteriores? ¿Por qué un presidente no puede volver a la política activa? ¿Habrá que recordar que González conoce la política internacional al dedillo, tanto por sus muchos contactos como por sus intervenciones de alto nivel en situaciones de conflictos y en otros episodios?

A la ofensiva
En todo caso, Rubalcaba ha de pasar claramente a la ofensiva. Él, que es madridista, sabe que los equipos de fútbol necesitan, si desean ganar el partido, jugadores como Cristiano Ronaldo, que se meten en el área, se dejan de juego horizontal y marcan goles. Y no hablemos de Messi. El candidato socialista, siendo como es un gran aficionado al fútbol, sabe perfectamente que el catalano-argentino es el mejor goleador del mundo. Pues bien, le falta tal vez a Rubalcaba mayor empuje y más osadía en el área.

El tiempo juega en contra
Ha de levantar de la cama a los durmientes y devolver la confianza a los desencantados. La política también es emoción, piel de gallina y un cierto relato épico. También es choque con el adversario, lo que todo el mundo entiende. Y Rubalcaba todo esto ha de hacerlo con urgencia. ¿Hay partido aún? Claro que lo hay. Pero el tiempo empieza a jugar en contra.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM