Lo comentó un día la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con la falsa ingenuidad que nos obsequia de tanto en tanto. Fue poco después de anunciar el anticipo electoral para el 4 de mayo. “Si veo a alguien de Vox que me parezca un buen gestor, pues lo incorporaré a mi Gobierno”. Tal cual.

Lo que su equipo de asesores ya tenía estudiado muy a fondo, salió de su boca con toda naturalidad. Sabía, sabían, que sin el concurso de VOX alzarse de nuevo con la presidencia de Madrid sería muy complicado. Fuera manías. La situación es la que es y más vale pájaro en mano que ciento volando.

Aunque algunas estimaciones apuntan que la mitad de los votantes del partido de Santiago Abascal podrían decantarse por Díaz Ayuso, no debe ser casual la pretensión de algunos de dotar a esa consulta de carácter plebiscitario. Es decir, que los ciudadanos con sus votos demuestren si confían o no en la  política que los ha convocado.

Es que si Vox no obtuviera finalmente escaños en el Parlamento de Madrid, Díaz Ayuso tendría muy complicado alcanzar la mayoría absoluta. Pero, pasito a pasito, la ultraderecha se va apropiando de espacios de la mano del Partido Popular, aunque a la formación que preside Pablo Casado le acabe costando muy caro.

Las maniobras del PP para conseguir imponer el llamado PIN parental, allá donde pueda, han quedado demostradas. El Ministerio de Educación ha reaccionado con el propósito de recurrir la cuestión ante los Tribunales, a fin de bloquear que los padres puedan impedir que sus hijos participen en actividades del colegio relacionadas sobre todo con temas de igualdad o de educación sexual. Asuntos que VOX quisiera erradicar de las escuelas y de la vida de los españoles.

Más allá de otras consideraciones, el PP ha ido cediendo terreno allá donde gobierna con el apoyo de los ultras. En el Gobierno de la Región de Murcia, que continúa presidido por Fernando López Miras (PP), acaba de ser nombrada consejera de Educación y  Cultura la diputada autonómica tránsfuga de VOX, María Isabel Campuzano. Además, López Miras se ha manifestado en línea de apoyar todos los mecanismos que impliquen que los padres puedan decidir en la educación obviando los programas docentes de interés general.

La sumisión que está mostrando el PP a los deseos de Vox no es buena porque debe seguir representando al partido conservador, aún a costa de fomentar el bipartidismo. Pablo Casado se arriesga demasiado y podría acabar con el partido que conocíamos, corrupciones aparte por supuesto. Mientras siga cediendo ante la ultraderecha, España se asomará a un peligroso escenario de recorte de libertades y de recorte de la democracia..