Muchos ciudadanos españoles están de acuerdo con el diagnóstico que Podemos hizo de España y quizás con sus propuestas, les voten o no, pero les aseguro que no gustan actitudes arrogantes.

Independientemente de lo que pase la semana próxima en el Congreso de los Diputados y en la sesión de investidura, hemos visto en las últimas semanas a un grupo político que dice defender a los de abajo con chulería y prepotencia, algo que no casa con el contenido de sus discursos.

La prepotencia es propiedad de los que quieren imponer algo, de los inseguros, la chulería de los que no son respetuosos con los demás y ambas cosas, de gente poco tolerante y demócrata.

Siempre he defendido que la gran cualidad de Podemos fue un claro diagnóstico de la situación política española. Dijeron lo que nadie se había atrevido a decir. Y comenzaron a tener seguidores.

Después tardaron excesivamente en comenzar a hacer propuestas, algunas un tanto improvisadas que tuvieron que rectificar. En la campaña de las europeas dijeron algunas cosas que tuvieron que dejar atrás en las municipales.

Pero fue precisamente a partir de esas elecciones a Ayuntamientos y Comunidades cuando las cosas comenzaron a rechinar. Primero con un Pablo Iglesias siempre malhumorado y en lugar de acudir a las tertulias a hablar, daba la sensación que reñía a todos los presentes.

El hombre no acaba de encontrar su estilo para relacionarse con los demás. Se cree más podemita, más revolucionario o innovador yendo a la Zarzuela en mangas de camisa y los Goya con esmoquin, cree que es más demócrata hablar de puestos que de programas y esto con una actitud de falsa modestia, de “tot ho sap” (el que lo sabe todo) que dicen en mi tierra, que creo no representa a sus votantes.

Pero la realidad es que la dirección de Podemos sigue soñando con ir a unas nuevas elecciones. Están convencidos que tendrían más votos que el PSOE y que acabarían de hundir a IU. No les apetece pactar ni negociar por mucho teatro que le echen. Quieren ser hegemónicos, no quieren compartir la izquierda con nadie, Son como hijos únicos que quieren el juguete sólo para ellos. Y si no lo consiguen montan una pataleta.

Lo quieren todo, ser hegemónicos y si no manejar “la comisaría política” que quiere montar dirigiendo a los espías, a los jueces, a las encuestas de CIS y a todo el que se mueva en la foto.

Lo que deberíamos saber es si todos los que se presentaron en las listas de Podemos, están en estos momentos, en la línea Iglesias pero lo único que está claro es que tras la “espantá” de Rajoy, el único que ha dado la cara y está haciendo el esfuerzo de conseguir un gobierno es Sánchez. El candidato del PSOE prometía poco como líder político pero lo está haciendo bastante mejor de lo que se esperaba.

Si al final hay elecciones, el problema se multiplicará por dos. Los resultados serán similares, aumentará la abstención y los políticos y los ciudadanos estaremos agotados, exhaustos. Y alguien tendrá que pactar.