Muy poco después de la formación del nuevo Gobierno, han comenzado a prodigarse estudios sobre intención de voto. El denominador común es el avance del PSOE superando al PP y a los demás partidos. Tal superioridad se intuyó desde el primer momento, al conocerse la envergadura de los nuevos ministros. Su independencia de criterio y profesionalidad son dos pautas claves que han agradado a los ciudadanos.

La actuación inmediata y tajante al conocerse una irregularidad anterior con Hacienda de Máxim Huerta, ministro de Cultura por unos días, y su rápida sustitución por una persona de prestigio en la gestión, fue otra acción bien valorada. También se acogió positivamente, la decisión del presidente Sánchez de acoger de forma inmediata en España el barco de inmigrantes a los que Italia y Malta había rechazado, además de alertar del desprecio con el que se tratan los convenios internacionales y los criterios de humanidad.  Una decisión que podría favorecer un giro en la política migratoria de la Unión Europea.

Otro reto urgente reto es resolver temas de fondo con Marruecos, para que deje de hacer la vista gorda con las salidas de pateras repletas de personas desesperadas que llegan a nuestras costas. O los problemas como las pensiones, la pobreza o la desigualdad.

Pedro Sánchez es consciente de que el éxito de su Gobierno depende de la carrera contra reloj que tiene planteada. Ha de demostrar en poco tiempo lo que la izquierda puede hacer

Pedro Sánchez es consciente de que el éxito de su Gobierno depende de la carrera contra reloj que tiene planteada. Ha de demostrar en poco tiempo lo que la izquierda puede hacer en favor de la sociedad cuando consigue dirigir un país. Y llevarlo a cabo. No es tarea fácil porque la derecha –PP y Ciudadanos- sabe de sobra que, si consigue lo que auguran los sondeos, puede hacerse de nuevo realidad en unas no lejanas elecciones generales. Por eso se dedican a poner todas las trabas posibles y a buscar el desprestigio del Ejecutivo y de su política.

Es así, porque la derecha se asusta al ver como los sondeos enturbian sus esperanzas de recobrar el poder. El miedo al futuro es propio de quienes como el Partido Popular y su antiguo líder, Mariano Rajoy, vivieron el presente sin limpiar el pasado, despreciando el interés de sus administrados. Ahora, ese miedo se traduce en pánico ante la posibilidad de que se agrande el agujero negro de la corrupción, que les ha llevado a ser expulsados de las instituciones que mangoneaban sin pudor.

Sánchez juega sus bazas con la ley, el sentido común y los valores del socialismo que no permiten mirar hacia otro lado cuando hay personas y víctimas de por medio. Con esos mimbres estoy seguro de que hará un buen cesto.