Si el guión de lo que debía suceder con el Gobierno del PSOE-UP se lo hubieran encomendado al Partido Popular, probablemente no hubiera estado cargado de tanta mala leche como la realidad: pandemia mundial, brutal crisis económica, encarecimiento de las materias primas, enfrentamiento entre los miembros del Gobierno... Y, sin embargo, después de toda esa serie de catastróficas desdichas, en la encuesta publicada esta misma semana por el CIS, el PSOE mantiene una ventaja sobre el PP de más de 9 puntos.

Desgraciadamente para Pablo Casado, y afortunadamente para la mayoría de los ciudadanos, las previsiones indican que la economía española será la que más crezca de la Unión Europea, aunque es cierto que también fue la que más se hundió con la llegada del Covid.

De nada le ha servido al todavía presidente, que no líder, del PP, su papel de vocero de desgracias más allá de los Pirineos. Pese al desastre inicial, los puñeteros e incontestables datos no dejan duda sobre la buena gestión de la vacunación en nuestro país, que hace semanas encabeza el índice mundial de inmunizados. Tampoco ha podido sacar tajada Casado de la crisis de Afganistán, porque antes de que  pudiera rechistar, el gobierno estaba siendo halagado internacionalmente por su  buen hacer y solidaridad.

Una buena oportunidad para marcarse un tanto parecía ser el atraco de las eléctricas, pero Casado y su equipo de, según Esperanza Aguirre, "niñatos" y "chiquilicuatres", sólo trabaja el asunto de la crítica y no el de la búsqueda de soluciones. Su posicionamiento, muy cercano a las grandes compañías energéticas de las que sueñan cobrar algún día, no parece que les pueda proporcionar un alud de adhesiones populares.

Y, por si todo esto fuera poco, el dirigente del PP se enfrenta dentro de su propio partido, al correoso populismo de Díaz Ayuso, que amenaza con morder la mano que la sobrealimentó. No pintan buenos tiempos para la cúpula popular, que cada día que pasa ve como se va alejando la posibilidad de "administrar" los miles de millones de euros que, de no haber caída de asteroide,  la UE transferirá a España.