Somos cabezones. Dar nuestro brazo a torcer, admitir que estamos equivocados, confiar más en nuestros ojos que en nuestros juicios, o prejuicios, es algo innato en nuestra especie. Da igual lo que digan los hechos, Nosotros no cambiamos de opinión. Ni aunque nos cuentes dinero. Literalmente.

Mejor nuestra opinión al dinero

Ahora un estudio conjunto de la École Normale Supérieure (ENS) de París y el University College de Londres, ha certificado nuestra tozudez. Para ello eligieron a 20 voluntarios. A todos les mostraban dos tarjetas con diferentes símbolos y debían elegir una de ellas. En función de sus elecciones recibían una recompensa económica. Repitiendo la experiencia, los sujetos aprendieron qué símbolos debían elegir para ganar dinero. Los científicos pasaron a la segunda parte de la prueba. De nuevo había que elegir entre dos símbolos. En este caso, se les informaba del valor del símbolo que habían elegido y del que habían desechado. Bueno, pues en la mayoría de los casos, los participantes en el estudio seguían eligiendo los mismos símbolos aunque en ocasiones significara escoger los que suponían una remuneración más baja.

Explicación a conspiranoias

Para los investigadores este experimento muestra cómo las opiniones o creencias se fijan en nuestro cerebro. Lo primero que tomamos como una opinión formada en nuestra cabeza, se queda ahí por los siglos de los siglos. La gente, generalmente, ignora la información nueva, mucho más si entra en conflicto con la que ya se ha instalado en nuestras cerebro. Es sin duda una explicación a muchos de los rasgos de nuestro comportamiento. A cómo tantas personas son propensas a aceptar teorías conspiranoicas sobre las más variadas materias. Y a defender a capa y espada más allá de cualquier evidencia. A cómo decía Groucho Marx, creer más en la palabra que en los ojos.