Leído en el diario  Le Monde. La mayoría de franceses piensa, con razón, que la democracia funciona ahora de mal en peor. Un tercio de ciudadanos  cree que la democracia no es necesariamente el mejor de los sistemas, según una encuesta para el  periódico más respetable de Francia.

 Así,  el 57% de personas interrogadas y hasta un 78% de simpatizantes del Frente Nacional, Padre e hija Le Pen,  estiman que la democracia funciona muy mal.

El viernes pasado, El País publicó una página entera, titulada El suicidio de la izquierda francesa, escrita por Jean-Marie-Colombani, un magnífico director de Le Monde.

 He aquí lo siguiente: “La socialdemocracia está atrapada entre la garantía de las conquistas sociales que quiere preservar, y la necesidad de dar respuesta a los cambios económicos y estratégicos. El gran asunto es renovar el socialismo para frenar a los populismos”. Y otro peligro evidente: “Un tercio de los diputados socialistas han montado una verdadera guerrilla frente a Hollande y Valls”.

   En ese mar de dudas en el que se debate la izquierda europea, de pronto, cuando más de medio mundo  daba por vencedora a Hilary Clinton, apareció Donald Trump elegido nuevo presidente de Estados Unidos. Un tipo que desprecia las reglas de la democracia, insulta a los más débiles, rechaza a los refugiados, defiende el proteccionismo puro y duro, ofende a las mujeres, aboga por liberalizar aún más la venta de armas en Estado Unidos, está a punto de emprender un camino de difícil retorno: el de la ley del más fuerte. Como antaño, en el Oeste americano.

   Trump, que  es un multimillonario dispuesto a demostrar que él era, como de dejó escrito el gran Francisco de Quevedo, durante el Siglo de Oro: “Hace todo cuanto quiero, poderoso caballero es Don Dinero”.

  Empieza la era del retroceso. Los valores defendidos por el primer presidente negro de Estados Unidos, Barak Obama, no podrán ser refrendados por Hilary Clinton. A Donald Trump ni le interesa mantener la Sanidad en los niveles finalmente alcanzados, ni las conquistas sociales, ni la permanencia de trabajadores sin papeles que ayudan al crecimiento del país. Le interesa mucho más que las grandes fortunas sigan siendo opacas ante la Hacienda norteamericana. ¿Qué nos espera?

 

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM