Ya es un hecho. Juanma Moreno Bonilla es ya presidente de la Junta de Andalucía, con una coalición bicéfala con el Ciudadanos de Juan Marín, y la horda de Vox como tercera pata del “menage”. Si la coalición hubiera estado a la izquierda, los de la derecha lo habrían tildado de “gobierno Frankenstein”  o “coalición de perdedores”, pues los tres que conforman ésta -no parece que cordial entente- lo han sido en las últimas elecciones andaluzas. Una victoria amarga para el PSOE que no podrá gobernar siendo la fuerza más votada, tras 36 años ejerciendo el poder en Andalucía, frente al PP que ha cosechado en estos comicios los peores resultados de su historia pero que, caprichos del azar y de la geometría electoral, así como del trágala con VOX de Ciudadanos, gobernará. Va a ser verdad que la política hace extraños compañeros de viaje, o de cama…

El ya investido presidente del PP para gobernar Andalucía se ha pronunciado en las redes con un mensaje tópico y esperado: “Andaluces, el cambio ha llegado. Desde el primer minuto comenzamos a trabajar para mejorar nuestra tierra. No os voy a defraudar”. Yo casi me habría atrevido a lanzar el texto del famoso gag humorístico, levemente alterado: “andaluces, a Andalucía no la va a conocer ni la madre que la parió”. Aunque la cosa tiene poca gracia. Previsiblemente, en breve veremos las auditorías y juicio sumarísimo al PSOE y su gestión, que si no tienen nada que temer no temerá, aunque preveo que la revancha de lo no ganado en las urnas pasará por un nuevo proceso inquisitorial en el que, de ser posible, se quemará a gente mediática, política y judicialmente. El ejemplo de lo que hizo María Dolores de Cospedal o Monago, en otros dos feudos tradicionalmente socialistas como son Extremadura y Castilla la Mancha, nos debe servir de previsión: privatizaciones de la sanidad pública, negocios para los empresarios próximos, precarización de la educación pública en favor de la privada-concertada con la irrupción de nuevo de la religión católica en las aulas, segregación por sexos, discriminación de las diversidades sexuales y familiares, en fin, que, efectivamente, “no nos va a defraudar”. Ya tienen además a Vox, y sus acuerdos firmados, como Pepito Grillo con la camisa vieja de Falange para cumplir con esta “nueva Andalucía reaccionaria”, que pretende derogar la ley de memoria histórica, la de Violencia contra las Mujeres, la de diversidad sexual, etcétera.  Esta gripe española es el precio que deberán pagar los andaluces y las andaluzas que se quedaron en su casa, tan ricamente, y que ahora se manifiestan en las calles, cosa de la que me alegro enormemente, pero que tendrán que pagar el diezmo de sangre de no haber cumplido con su deber democrático. Así son las cosas, la pena es que lo va a pagar Andalucía y los que sí cumplieron con su deber. Habrá que estar pendientes, eso sí, de cómo gestionan ahora las consejerías, el reparto de puestos y cargos entre PP y Ciudadanos, y cómo encaja en todo esto y sus exigencias Vox. Lo malo de  los ménage à troi es que a menudo uno de los tres se cae de la cama y se enfada de mirar como los otros dos se divierten. Tanto si quien se cae del trío es Juan Marín como Francisco Serrano, que aunque la mayoría no sabe aún quien es  el inefable presidente de Vox Andalucía,  el presidente Moreno tendrá un grave problema.

La escenificación también ha sido una puesta en escena casi épica: Mariano Rajoy, Javier Arenas, Pablo Casado, Teófila Martínez, Soraya Sáenz de Santamaría, Alberto Núñez Feijóo, Teodoro García Egea, Ana Pastor, Dolors Montserrat, Rafael Hernando, Gabino Puche, Antonio Hernández Mancha, José Antonio Monago, y así un no parar  de nombres en una dramaturgia que más parecería las “capitulaciones de Santa Fé”, que una toma de posesión de un presidente autonómico. Supongo que tanto VOX como PP estarán contentos con esta analogía. Al fin y al cabo para ellos, Andalucía y los andaluces siempre han sido un pueblo infiel al que someter, ridiculizar y conquistar. No en vano una de las exigencias de Francisco Serrano era la de cambiar el día de la autonomía por el de la conquista de Granada por los reyes Católicos. Por otro lado, ya que de capitulaciones hablamos, son evidentes las que han tenido que hacer todos para llegar a gobernar. Ciudadanos la de quedar en Europa como un partido frívolo, que entre en un gobierno bajo las exigencias de la ultraderecha lo que le va a costar no ir de la mano de Macron, como pretendían en las elecciones europeas. Vox la de tener que envainarse parte de sus pretensiones fascistas de expulsiones en caliente de migrantes, que van contra la ley española, por cierto, y pelear por hacer cumplir sus acuerdos de aires  preconstitucionales con el PP.  Moreno Bonilla con ser el presidente con menos fuste de la historia de la Junta, a cualquier precio, tras las capitulaciones de San Telmo…Para ser un nuevo gobierno, ya huele a rancio, a naftalina y carcoma de sacristía.