Perdieron la guerra y ahora hay que devolverles la paz. El Gobierno de Pedro Sánchez ha programado para este año un centenar de actos en 43 ciudades de una decena de países. El objetivo es conmemorar los 80 años del exilio republicano y recordar el sacrificio de 480.000 españoles que se vieron obligados a huir de España tras la guerra civil y que hasta 1975 tuvieron muy difícil o imposible el regreso.

Para la ministra de Justicia, Dolores Delgado, este reconocimiento “debe sobrepasar los intereses partidistas e ideológicos”. Los calificó de héroes de la democracia y habría que añadir que en sus países de destino pasaron otros avatares tan duros como el que habían vivido aquí. Entre otros, los compatriotas que cruzaron la frontera con Francia y allí vivieron la ocupación nazi. Muchos participaron en la resistencia. Otros, acabaron en campos de concentración alemanes y en el exterminio.

Un silencio que se podría imponer otra vez si consigue el poder la ultraderecha de siempre, de la mano de Pablo Casado y de su compañero de viaje Albert Rivera, con Vox en la mochila y marcando el paso

En Europa y en Latinoamérica, los exiliados españoles se vieron arrancados de sus vidas, de su familia, de su tierra, intentando hacerse un hueco en la nueva geografía, salir a flote, cargados de un equipaje de tristeza y añoranza. La ministra dijo, y tenía razón, que son una asignatura pendiente para todos. Porque los exiliados republicanos han vivido demasiado tiempo en un silencio absoluto en el imaginario colectivo.

Un silencio que se podría imponer otra vez si consigue el poder la ultraderecha de siempre, de la mano de Pablo Casado y de su compañero de viaje Albert Rivera, con Vox en la mochila y marcando el paso. No en vano, pretende derogar la Ley de Memoria Histórica que se aprobó en el Parlamento andaluz.

El riesgo de que resurjan estas fuerzas ha llevado al presidente del Parlamento Europeo, el italiano y conservador Antonio Tajani, a prohibir un acto de Falange y Democracia Nacional en la Eurocámara, considerando que sería un atentado contra “su integridad y su dignidad.” El futuro de las verdaderas fuerzas patrióticas en España era el título, y lo había organizado Udo Voigt eurodiputado neonazi alemán.

Pedro Sánchez, en diciembre pasado, ya restauró la honorabilidad del que fuera presidente de la Generalitat de Catalunya, Lluis Companys, quien sufrió el exilio, fue extraditado y fusilado en un juicio sumarísimo. Aún falta promulgar la ley de anulación de la sentencia.

Mientras las tinieblas insisten en llamar a la puerta, el presidente viajará este domingo a Francia y en Montauban visitará la tumba de quien fuera presidente de la II República, Manuel Azaña; acudirá a Cotlliure donde está enterrado hoy hace 80 años el poeta Antonio Machado y recorrerá el cementerio español de Argelès, el campo de concentración por el que pasaron cien mil compatriotas en su retirada y en el que murieron demasiados. París, México, Chile y Mauthaussen serán otros lugares de recuerdo a lo largo de este 2019. Pienso que en su camino, al presidente le acompañarán los versos de Rafael Alberti escritos desde su retiro obligado:

“Hoy las nubes me trajeron

volando el mapa de España

¡Qué pequeño sobre el río,

y qué grande sobre el pasto

la sombra que proyectaba!”

 

 Enric Sopena es Presidente ad Meritum y fundador de ElPlural.com