Esta semana se ha celebrado el 75 aniversario del desembarco de Normandía, la batalla más famosa de la Segunda Guerra Mundial. Más de 5.000 barcos, 170.000 soldados, 1.200 aviones y tras ellos millones de personas: ingenieros, científicos, obreros y una incalculable cantidad de dinero, al servicio de la lucha contra el fascismo.

Setenta y cinco años después la humanidad se enfrenta a un peligro infinitamente mayor, uno que pone en grave peligro la existencia del ser humano. Pese a la magnitud del riesgo, lo hace desunida, sin apenas recursos y dirigida por mandatarios que, en la mayoría de los casos, niegan la propia existencia de la amenaza. Algunos de los principales líderes del planeta estaban presentes en el acto de homenaje a los héroes de Normandía, felicitándose por un pasado del que no son responsables e irresponsables ante un futuro del que serán culpables.

En las últimas décadas, y muy especialmente en ésta última, los informes de los científicos sobre la Crisis Climática se suceden en un in crescendo que, de tan alarmante, ha conseguido insensibilizarnos. El último, como lo fue el penúltimo respecto a su anterior, aumenta de forma exponencial la ruina a la que nos enfrentamos.

Lo ha publicado el National Centre for Climate Restoration (NCCR), un centro privado independiente fundado en 2014 en Melbourne (Australia) y entre cuyos expertos se encuentran no sólo prestigiosos científicos, sino también privilegiados conocedores del mundo de las grandes empresas contaminantes, como Ian Dunlop, un exejecutivo de Shell y de la Asociación Australiana del Carbón.

El informe es demoledor. Según este grupo de expertos, que utiliza para sus análisis tanto estudios propios como de otros grupos de científicos de todo el mundo, en 2050 habremos sobrepasado el punto de no retorno y el planeta, y con él la humanidad, se sumirá en un caos absoluto. De no afrontar la crisis de manera inmediata y con todos los medios a nuestro alcance, como si se tratara de la Tercera Guerra Mundial, para ese año la temperatura del planeta habrá subido tres grados centígrados, mil millones de personas habrán tenido que abandonar sus hogares y dos mil millones sufrirán una extrema escasez de agua y alimentos. A partir de ese año la carencia de recursos para la vida afectará a todo el planeta, habrán desaparecido los polos, la mayoría de los bosques tropicales y miles de especies animales y vegetales. El planeta será inhabitable.

En este último mes hemos tenido elecciones para renovar casi todas nuestras instituciones. ¿Alguno de ustedes recuerda a uno de nuestros políticos haciendo una referencia sustantiva sobre la crisis climática? Con cada elección que pasa en la que exclusivamente votamos pensando en soluciones de presente, nos alejamos de la posibilidad de tener futuro.