Con toda la escenografía y el boato que se puede permitir José Manuel Villegas -el secretario general de Ciudadanos no es el dirigente más carismático de la formación naranja-, este lunes el partido de Albert Rivera anunciaba que su Comité Ejecutivo había acordado no pactar con Pedro Sánchez tras las elecciones del 28 de abril. Una genialidad, según muchos analistas, de cara a su electorado que a mí me parece un error garrafal. Será porque no me considero votante de Ciudadanos.

Dicen que Ciudadanos pasaba así al contrataque tras las acusaciones del Partido Popular. Unas horas después de que el presidente del Gobierno anunciara este viernes el adelanto electoral, Pablo Casado ya insinuaba que los de Albert Rivera planeaban pactar con Sánchez. “Repetir el pacto del abrazo”, fueron las palabras exactas con las que acusaba a Rivera, quien solo unos días antes se dejaba retratar junto a Casado y la extrema derecha en el estrado de Colón.

Pero lo que algunos ven como contraofensiva también traslada la imagen de que en Ciudadanos van dos pasos por detrás. Cada vez que los naranjas salgan a contrarrestar un ataque del PP perderán una oportunidad de trasladar su mensaje, y no es que les sobren los días precisamente. Casado no tiene que anunciar que no pactará con Sánchez, sus votantes ya lo saben. Además, corren el riesgo de trasladar la sensación de que son subsidiarios del Partido Popular, el hermano pequeño de la derecha o la muleta naranja. O al menos, eso creo yo, que no me considero votante de Ciudadanos.

A esto hay que sumar el efecto Streisand, el riesgo de que tus aspavientos lleven a pensar a sus votantes en el elefante que estás intentando tapar en la habitación. Porque salir a negar que vayas a repetir el pacto del abrazo lleva de manera inevitable a recordar que hace justo tres años Sánchez y Rivera estrechaban las manos e intercambiaban programas de gobierno. Al menos me acuerdo yo, que no me considero votante de Ciudadanos.

Puestos a recordar, la imagen de alguien de Ciudadanos prometiendo “no voy a pactar con…” supone varios viajes al pasado. Lleva a Albert Rivera proclamando que no haría presidente a Mariano Rajoy para, al final, hacer presidente de Mariano Rajoy. O a Juan Marín prometiendo que “no pactaremos con Vox” en Andalucía para después montar una entente con la que llegar a la Junta. O también a Juan Marín jurando que dejaría su escaño si Ciudadanos pactaba con Susana Díaz para después mendigar hasta el último minuto su apoyo para evitar la foto de la vergüenza con los de Abascal. O celebrando reuniones secretas con los socialistas para pedirles que sigan en sus cargos públicos porque ellos no saben a quién fichar, como ha desvelado ElPlural.com. O quizás solo me acuerdo yo, que no me considero votante de Ciudadanos.  

Por último, le dan una munición gratuita al PSOE, que se frota las manos con la situación de Ciudadanos. Si la foto de Rivera con Abascal en Colón era una “ventana de oportunidad” para los asesores de Sánchez, el cordón sanitario de ayer supone tirar el tabique y convertir la ventana en unas puertas francesas con vistas al jardín de Moncloa. Un elemento decorativo perfecto para que Manuel Valls acabe dando el portazo a Rivera y se marche sin despedirse. A la francesa.

Según cuenta hoy Jorge Sáinz en Vozpópuli, los estudios de Ciudadanos señalan a que su electorado siente un “rechazo total” a pactar con el PSOE. No sé, no lo veo, pero quizás es porque yo no me considero votante de Ciudadanos. Aunque, quizás, la clave esté ahí; en que a lo mejor Ciudadanos ha tirado la toalla a seducir a nuevo electorado y se conforma con seguir de bisagra. A lo mejor Ciudadanos se ha convertido en Podemos.