No existe peor droga natural que la vanidad convertida en soberbia. El culto al líder, el personalismo en la política, no ha traído más que totalitarismos y desgracias, porque pone al yo por encima del interés general. Esto, que es aplicable a unos cuantos en estos días, ya tocaremos el tema en otro momento del césar stalinista Pablo Iglesias Turrión, está marcando las agendas políticas de los partidos y, con ellas, las del país.

La imagen de un tímido Albert Rivera “en pelotas”, cubriendo apenas sus vergüenzas, en el cartel electoral con el que se presentaban Ciudadanos en sus comienzos, está acabando por ser una profecía autocumplida. Digo esto porque, lejos del planteamiento de centroderecha o centroizquierda, según el momento, con el que jugaban al principio, y que se ganó las simpatías y apoyos de un amplísimo espectro de la ciudadanía, la ambición personal de Rivera por “sorpasar” al PP, y su animadversión contra Sánchez, los ha dejado con el culo al aire ética, política y personalmente. Por mucho que jueguen a marear la perdiz en cuanto a sus acuerdos para blanquear a la extrema derecha de VOX, el trágala de sus exigencias y la firma de acuerdos para gobernar a cualquier precio, incluyendo listas negras, recortes de derechos, etcétera, ya no son posible de mantener disimulados ni en nuestro país, ni en la opinión pública internacional.

Incluso el prestigioso diario francés Le Monde, escribió hace unas semanas, a propósito de los primeros pactos tricéfalos en Andalucía, sobre el asunto, con escándalo. El rotativo galo reflexionaba sobre los pactos de Ciudadanos con Vox. Para titular la noticia, el periódico afirma que "Cs abre la puerta a los acuerdos con la extrema derecha". Explicaban que pese a su "estrategia del partido liberal por ocultar sus acuerdos, directos o indirectos" con la extrema derecha, "no engañan a nadie en España".

Líderes europeos, de todo signo, incluidos conservadores demócratas como Ángela Merkel, o de sesgo más liberal o socialdemócrata, como el francés Macron, han expresado su escándalo ante estos pactos que sitúan a Ciudadanos en la lavandería del fascismo europeo, blanqueando las políticas de partidos de extrema derecha. Dentro del propio partido está empezando a generar bajas. El último en esta semana el jurista Francesc de Carreras, uno de los fundadores de Ciudadanos, se dio de baja en el partido al no compartir la decisión de la Ejecutiva de la formación de no pactar con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, para facilitar su investidura como presidente del Ejecutivo. Esta decisión de abandonar el partido no es una más pues, según se ha recogido, Carreras está considerado como el “padre político” del líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

Se suma a los abandonos de Xavier Pericay, cofundador de la formación naranja, el europarlamentario Javier Nart, o el ex portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso y secretario de Programas y Áreas Sectoriales del partido, Toni Roldán. Éste último compareció ante los medios para decir, claramente, que se iba porque “Ciudadanos había cambiado”. "¿Cómo vamos a luchar contra la dinámica de rojos y azules si nos convertimos en azules?", se preguntaba Roldán en la comparecencia ante los medios en la que lanzó duros mensajes contra Albert Rivera y la cúpula del partido, autores de este viraje. Se "han desvirtuado" los principios de "reformismo, regeneración y batalla contra el nacionalismo" sobre los que se edificó la formación, según ha asegurado el exdiputado. Ante estas declaraciones, un ensoberbecido Rivera replicó que “quien no esté de acuerdo creara su propio partido”, o lo que toda la vida ha sido, quien se mueva y me lleve la contraria, no sale en la foto.

La primera en tomar nota de ello fue Inés Arrimadas, que como el propio Rivera en sus inicios, ha quedado con sus vergüenzas, o más bien desvergüenzas, al aire. Sus manifestaciones, falsas según los informes policiales, de agresiones, durante la manifestación del Orgullo Gay, han hecho que dilapide su credibilidad política ganada en Cataluña contra el independentismo, y sus supuestas discrepancias ante las exigencias de VOX con el tema de la lucha contra la Violencia de Género. No se me malinterprete, no me gustan los “escraches”, pero tampoco la manipulación ni las provocaciones. Ciudadanos se había negado a firmar, la semana antes del Orgullo, el manifiesto para mantener las conquistas y servicios conquistados por los colectivos LGTBI.

Arrimadas y sus correligionarios iban con el discurso, las declaraciones y el “acting” preparado, después de haber pactado y firmado con el PP y Vox en Andalucía, la creación de listas negras contra los trabajadores sociales en el tema de los derechos de la mujer, de los colectivos LGTBI y TRANS, eliminando ayudas, asesorías, y despidiendo a profesionales, algunos de ellos, por cierto, militantes o afines a sus propios partidos.

La escenificación con demanda incluida de Arrimadas y Ciudadanos nos es más que la materialización de un fascismo larvado, latente, que quiere volver a convertir a los que hemos sido maltratados, insultados, vejados, torturados, perseguidos y asesinados durante siglos, en los monstruos del cuento. Un cuento en el que el papel de madrastra empiezan a disputárselo a partes iguales Arrimadas y Rocío Monasterio, con la diferencia de que, Monasterio, no va de moderna.

El ataque inmoral de Arrimadas contra el ministro Fernando Grande Marlaska, retrata sólo a quien lo protagoniza. El acoso y derribo al que ha estado sometido Marlaska no es más que otra forma hipócrita de homofobia, de odio, contra un profesional que tiene una hoja de servicio cívico, profesional y democrático impecable. Resulta curioso que lo hayan querido liquidar ETA, los narcos a los que procesó como juez, los ultras ahora aglutinados en VOX cuando salió del armario de la judicatura como ejercicio de compromiso cívico, y ahora la señora Arrimadas se sume a los cazarrecompensas que piden su cabeza. El ministro está recibiendo grandes críticas por parte de Ciudadanos, debido a sus declaraciones sobre los pactos de los de Albert Rivera con la ultraderecha homófoba de Vox. 

El ministro del  Interior en funciones criticó a Cs por “pactar de una forma descarada y obscena con quien trata de limitar derechos LGTBI” y eso no ha gustado en las flas naranjas. “Si alguien no entiende que eso debe tener alguna consecuencia en un sentido o en otro podría calificarse de irresponsable”, señaló Marlaska durante el acto de bienvenida a las delegaciones LGTBI del PSOE, en referencia al veto a Ciudadanos en la manifestación del Orgullo. Esto, que es de primero de sentido común, parece que no entra en la ahuecada cabeza de la señora Arrimadas. No se puede pretender apoyar a VOX en medidas que cercenan los derechos conseguidos con mucho sufrimiento por las personas LGTBI y TRANS, y luego salir con los globitos naranjas a celebrar que su color está también en la bandera del arco iris. Como dice el refrán, “Teta y sopa, no cabe en la boca”, señora mía.

Jugar a modernos, y sostener, como hizo el señor Rivera que “La ley del matrimonio gay generaba tensiones en nuestra sociedad”, no es posible. La ciudadanía, que ustedes pretenden representar en su partido, no es imbécil, por mucho que ustedes jueguen a marear y su descrédito es ya una realidad contundente. Se equivocan de plano con su estrategia: los que quieran votar a fascistas tiene a VOX, y los conservadores tradicionales al PP. La poca gente decente y coherente que creyó en su proyecto se ha marchado o está camino de hacerlo, dejando sin contenido sus presupuestos éticos y democráticos ante unos hechos que hablan a las claras. Por irse, se ha ido hasta Malú. Están ustedes en cueros ante la sociedad española, y no se han dado cuenta. Todavía, pero no se preocupen, las urnas se lo van a decir la próxima vez.