La brisa reconfortante que se abrió paso en el Congreso de los Diputados ha durado menos que un Chupa/ Chups en la puerta de un colegio. El brusco desencuentro entre el Gobierno y el Partido Popular en el diálogo para renovar el Consejo General del Poder Judicial ha clausurado muchas esperanzas.

La presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, en su solvente intervención en la conmemoración de los 40 años del golpe del 23-F, marcó el inicio de ese paréntesis en la habitual bronca parlamentaria. Un paréntesis que ha durado menos de una semana.

El rechazo del PP a incluir en el CGPJ, a propuesta del Gobierno, al magistrado José Ricardo de Prada ha impedido cerrar un acuerdo que lleva dos años de retraso. Aunque los argumentos para rechazar a este juez internacionalmente reconocido José Ricardo de Prado no se sostienen. En el fondo de la cuestión está su participación en la sentencia de la trama Gürtel en la que reconocía la realidad de la Caja B en el Partido Popular. Ello condujo a que Mariano Rajoy Brey tuviera que tirar la toalla como presidente del Gobierno y Pedro Sánchez alcanzara la Moncloa.

Esta misma semana, en esa jornada de aparente calma, la del 23-F, Batet había reconocido con palabras sencillas y objetivas el papel del entonces Rey Juan Carlos I en la noche del golpe de estado, frente al rechazo de las formaciones políticas ausentes en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo, que consideraban que la conmemoración era un lavado de cara del emérito.

Entonces, no se conocía públicamente que Juan Carlos había pagado al fisco cuatro millones de euros por rentas no declaradas de más de ocho millones de euros. De haberse sabido públicamente entonces, algún apaño se habría encontrado para modificar la celebración de la victoria de la democracia.

La presidenta del Congreso de los Diputados tuvo mensajes para todos. Alabó el compromiso de los medios de comunicación frente a la irritación producida por algunos, aplaudió que la sociedad haya superado los retos de la transición y alentó a iniciar “una etapa de acuerdo y sensatez”.

Qué poco han durado los sabios consejos de la presidenta del Congreso de los Diputados. El temor del PP ante la oleada de juicios que se avecinan y su interés por apartar a magistrados peligrosos y las últimas andanzas conocidas del emérito han vuelto a enturbiar la situación.