Más allá de algunos datos en apariencia contradictorios, el sondeo de GAD3 publicado por “La Vanguardia” sobre la situación política en Cataluña, es obvio que la ciudadanía catalana quiere, desea, anhela, ansía el diálogo. Nadie puede olvidar este dato, sin duda alguna el más contundente de esta encuesta, el que nadie puede cuestionar. Tanto es así que el 80% de los encuestados opina que la negociación debe comenzar incluso antes de las próximas elecciones catalanas.

En Cataluña hay auténtica hambre de diálogo. Es lógico que sea así, después de tantos y tantos años de monólogos cruzados, cuando no de pura y simple imposición del discurso sectario. Esta hambre de diálogo cruza ahora todos los sectores de la ciudadanía catalana, tanto entre los más jóvenes como entre los mayores, tanto entre los de derechas como los de izquierdas, tanto los que suelen hablar en catalán como quienes acostumbran a hacerlo en castellano, o quienes lo hacen indistintamente. Una amplia mayoría (56.5%) valora de modo positivo el acuerdo de PSOE y PSC con ERC para la puesta en marcha de la mesa de diálogo entre el Gobierno de España y el de la Generalitat. Es cierto que el 34.5% valora este acuerdo de forma negativa, pero la diferencia a favor es muy clara. Lo confirma otro dato del mismo sondeo: el 56.8% considera que la citada mesa de diálogo será útil para encontrar una solución al conflicto catalán.

Metidos ya en harina, los encuestados se definen también sobre los aspectos que pueden representar mayores dificultades en la negociación abierta a través de la mesa de diálogo. Solo el 30.1% opina que la solución pasa por la celebración de un referéndum de autodeterminación de Cataluña. Es una cifra significativa, pero queda muy lejos de aquel tan repetidamente traído, llevado y sobre todo citado 80%, que en realidad es el porcentaje de los ciudadanos de Cataluña que quieren que, sea cual sea el acuerdo alcanzado en la negociación, sea finalmente refrendado en una consulta legal y acordada por el conjunto de la sociedad catalana.

El 27.9% apuesta por una reforma de la vigente Constitución española, aunque el 26.9% prefiere una mejora del sistema de financiación y solo el 9.2% opta por un nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña. Y un dato muy relevante: el 71.3% considera que la negociación ha de incluir una solución para los presos independentistas. Un dato concluyente y nada baladí, que todos deberán tener muy en cuenta. Casi tanto como el único dato que hace referencia personal directa al expresidente Carles Puigdemont: el 53.6% considera que no ha de tener ningún papel en un eventual proceso negociador, mientras que el 17.2% afirma que debería colaborar con ERC y JxCat, el 15.8% opina que debería participar de forma activa y el 6.9% va mucho más allá y considera que debería dirigir este proceso desde el exterior.

Hay verdadera hambre de diálogo en Cataluña. Hay tanta hambre de diálogo que solo se excluyen de él quienes nunca han querido ni querrán dialogar.