Algo debemos estar haciendo mal en Madrid para que en los últimos tiempos nos haya tocado una sarta de dirigentes nefastos en esta Comunidad. Tenemos la desgracia de haber sufrido una serie de gobernantes salpicados por la corrupción o por actuaciones muy cuestionables, todos ellos procedentes de la cantera del Partido Popular. Lo que ahora vivimos, sin embargo, con la actual presidenta, riza el rizo del surrealismo y amenaza con afectar a la salud de los ciudadanos.
¿Corren más peligro los madrileños ante el virus debido a la gestión de los mandatarios autonómicos? La controvertida gestión de la Comunidad en relación a las residencias de ancianos y la sospecha de que se pudieron dar instrucciones para que los más mayores no fueran derivados a los hospitales, ya es un indicativo de que algo ha ido peor. Sin olvidar que el Partido Popular se dedicó en Madrid con entusiasmo a favorecer la gestión privada de los hospitales públicos. De poco sirve que la presidenta Díaz Ayuso esgrima a todas horas el hospital de campaña que se montó aceleradamente en IFEMA, como un gran logro. No hubiera sido necesaria su construcción de no haber esquilmado durante años los recursos de la Sanidad de todos. Del mismo modo, no parece tener en cuenta ahora los requerimientos de los profesionales de la salud que, con tanto coraje y medios exiguos, han plantado cara a la pandemia.
La nueva inquietud ha llegado con la desescalada. No hay que olvidar a la presidenta Díaz Ayuso diciendo en momentos álgidos: “No sé cómo se cierra Madrid…” Lo malo es que ahora pueda decir: “No sé cómo se abre Madrid”. Porque esta apertura de la Comunidad implica el riesgo de que los contagios se reproduzcan. El socialista Ángel Gabilondo, desde la oposición, ha advertido: “Pone usted más diligencia en criticar los planes del Gobierno de la Nación que en cumplir con sus responsabilidades”. Afeaba que la presidenta no hubiera presentado ningún plan para la desescalada, cuando desde el 28 de abril se sabe que el domingo 21 de junio acabaría el estado de alarma, y la Comunidad tendría que hacerse cargo de la normalidad nueva. “No bastará con una recopilación de normas de última hora”, reprochaba Gabilondo al reclamar que se publiquen instrucciones para todos los sectores del ámbito de la salud pública y recordaba cómo, por ejemplo, aún hay centros de salud cerrados y es urgente dotarlos de personal para rastreos y prevención de rebrotes.
En esta incierta situación se aborda el fin de semana desde Madrid. El presidente gallego, Núñez Feijóo, invitó -con palabras muy desafortunadas- a pensar en el peligro que puede suponer la llegada a Galicia de residentes de comunidades donde el virus ha hecho estragos. Pero los madrileños no deben dar miedo, lo que aterroriza es la falta de profesionalidad de su presidenta. Se ha ganado la Ayusofobia a pulso.