Los anuncios de protesta por la presencia del Jefe del Estado en Barcelona en el homenaje a las víctimas de los atentados yihadistas de las Ramblas y Cambrils hace un año, revelan un exceso de mezquindad. Si la CUP o los que se denominan Comités de Defensa de la República, consideran más importante rechazar la figura del Rey frente al recuerdo a los masacrados y a sus familias, dan muestra de su propia indignidad.

Tampoco son mucho mejores otros elementos de muy irrelevante trayectoria, como la asociación Unión Monárquica de España que, también, ha convertido la convocatoria en un pulso de apoyo a Felipe VI, olvidando el objetivo fundamental de la concentración.

Con gran sensatez, la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural ponen por delante a las familias que lloran la pérdida de los suyos, y no plantean un boicot sino solidaridad.  Otra cosa es que acudan a la cárcel de Lledorners, la tarde del día 17, para mostrar su desacuerdo con la prolongada prisión preventiva del que era conseller de Interior, Joaquim Forn, cuyo papel en el trágico día del atentado terrorista merece ser reconocido.

 La condena cohesionada hacia los terroristas en la concentración del próximo viernes, es prioritaria.

A los catalanes se nos ahogó el grito en la garganta ante la barbarie salvaje que tiñó de sangre Cataluña.  Al igual que a tod el resto de ciudadanos. No puedo creer que a nadie le fuera indiferente la muerte de todas aquellas personas, la angustia de los heridos, la tragedia de las familias…

 

Las muestras de rechazo a la Monarquía, bien, visibles en los últimos tiempos, disponen de otros cauces para seguir expresándose. Pero la condena cohesionada hacia los terroristas en la concentración del próximo viernes, es prioritaria, porque nos afecta a todos. Tiempo habrá para otros empeños.