Cuesta pensar qué estará sintiendo la víctima de las violaciones continuadas a manos de cinco salvajes en los sanfermines de 2015. El pronunciamiento del  Tribunal Supremo se ha producido después de dos sentencias de tribunales navarros ninguneando los hechos, hasta el punto de reducirlos a la categoría de abusos.

Pero, junto al apoyo masivo y contundente en la calle de millares de mujeres – y hombres también- indignados ante aquella calificación, esta joven ha visto restaurado su honor. Pero se trata de una victoria amarga, teñida de un fondo de recelo hacia quien ha sufrido la agresión, poniendo en duda si actuó correctamente. No olvidemos que en Navarra, el voto particular de un juez calificó lo ocurrido de “actos sexuales en un ambiente de jolgorio y regocijo”.

Los magistrados del Supremo han atendido el alegato de la fiscal de Sala Isabel Rodríguez Mateo que presentó tres argumentos claros: el miedo que doblegó a la joven; la realidad de que no hubo consentimiento sino duro sometimiento y algo crucial, que no se puede exigir a las víctimas una actitud peligrosamente heroica.

 No hubo consentimiento sino duro sometimiento.

Y de ahí, frente al delito de abuso considerado por  instancias judiciales previas, los magistrados del alto tribunal ha concluido: los cinco individuos cometieron violación continuada. Tras la sentencia, el juez inhabilitado por prevaricación Francisco Serrano, diputado autonómico y presidente en Andalucía del partido de ultraderecha Vox, ha soltado una sarta de barbaridades, de tal calibre, que su propia formación se ha visto obligada a marcar distancias.  

Francisco Serrano ha dicho que se nota que la sentencia ha sido dictada por la turba feminista supremacista o que a partir de ahora “la diferencia entre tener sexo gratis y pagando, es que gratis puede salir más caro”.

Poco después, la periodista de la Sexta Mamen Mendizábal en diálogo con el abogado defensor de La Manada, demostró una vez más donde está la podredumbre ideológica.

Tamañas zafiedades llevan a cuestionar una vez más las amenazas latentes en Vox que indican que hace falta mucha formación en el respeto al otro desde la escuela, y no poco aprendizaje en ética y valores para algunos juristas.  Más tarea para el nuevo gobierno que también tendrá que afrontar en esta materia una reforma pendiente del Código Penal.

En cuanto a los cinco condenados, veremos cómo se sienten ahora internados durante muchos años “en un habitáculo sin salida de pocos metros cuadrados” seguramente más holgado que aquel en el que perpetraron su delito. Me temo que, en comparación, nunca será lo bastante opresivo.