Cada vez son más los bares y restaurantes de toda España que ponen a disposición de sus clientes agua de grifo con cada consumición, de manera gratuita y sin que éstos la soliciten. En muchos casos la botella está situada en las mesas junto a unos vasos de cortesía, en otros se sirve de manera complementaria junto al resto de la comanda.

La tendencia llega tras la solicitud de las organizaciones de consumidores y los grupos ecologistas al gremio de hostelería y restauración de ofrecer al cliente un bien básico, absolutamente garantizado para el consumo, y colaborar a reducir la generación de envases vacíos de agua embotellada.  

El agua de grifo es uno de los productos más vigilados del mundo, sometido a los más estrictos controles en cumplimiento de lo que marcan las autoridades sanitarias de nuestro país, de la Unión Europea y los que determina la Organización Mundial de la Salud. Por todo ello debemos tener la máxima confianza a la hora de consumirla.

En muchos municipios de todo el país se están poniendo en marcha normativas que obligan a ofrecer este servicio de manera gratuita, pero en muchos otros casos la decisión parte del propio establecimiento tras haber comprobado que se trata de una medida fácil de implementar, de muy bajo coste, y que sin embargo resulta muy agradecida por el cliente, que deja de pagar por un servicio que en ocasiones conlleva un coste añadido tan absurdo como exagerado.

A este respecto cabe recordar que el precio del litro de agua envasada que nos sirven en los bares y restaurantes puede llegar a ser dos mil veces más caro que el que paga el propietario por llenarnos una jarra con agua del grifo.

El coste medio de un metro cúbico (1.000 litros) de agua potable en España ronda los 0,95 céntimos de euro, mientras que una botella de un litro de agua envasada puede costarnos más de dos euros en un restaurante. Con las mismas garantías sanitarias, en el mejor de los casos, e incluso con mejor calidad organoléptica (sabor) en otros.

En todo caso cabe dejar claro que esta creciente tendencia a servir agua del grifo a los clientes, una corriente de mercado que no solo se está dando en nuestro país sino que se está imponiendo en todo el mundo, no es contra el agua envasada sino a favor del derecho básico al agua potable reconocido por la propia ONU.   

En este nuevo escenario el agua envasada debe ser entendida como una bebida comercial, un alimento tan seguro que como el resto de los refrescos que se comercializan en los establecimientos de nuestro país y mucho más saludable que cualquiera de ellos. Pero sin lugar a dudas el agua del grifo, esa agua que circula por las redes de distribución y que es sometida a un riguroso y constante control sanitario, es una opción como mínimo igual de segura, ecológica y saludable.