La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha presentado una querella en un juzgado la madrileña Plaza de Castilla. En ella expone su malestar contra el ex consejero Francisco Granados por atribuirle aspectos oscuros en la financiación del PP madrileño, al margen de meter las narices en su vida privada. Como se anuncian otras demandas de ese estilo, ésta puede ser ahora la tónica que se imponga.

Álvaro Pérez, el del rasurado Bigote, puede ser receptor principal de tales actuaciones. Fue el cabecilla de Orange Market, la empresa que se ocupaba de los eventos del PP en la Comunidad de Valencia y, junto a otros, aparece en distintas piezas del caso Gürtel que los jueces dirimen. Cabe suponer, que habrá otras acciones similares por parte de otros posibles afectados, como el marido de la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, Ignacio López del Hierro, entre otros. Fueron muchas las personas citadas por Álvaro Pérez, auténtico conseguidor al que el yernísimo de José María Aznar, Alejandro Agag, sacó del vodevil y los cameos televisivos en los que trabajaba como manager de su cuñado Andrés Pajares.

Tan convencido estaba Agag de que el entonces Bigotes tenía un indudable don en las relaciones públicas y en otras labores de gestión, que le presentó a otro elemento decisivo, Francisco Correa, el gran jefe, según relató el imputado Pérez en el Congreso de los Diputados.

Juntos, vivieron años dorados de estupendas adjudicaciones y contrataciones exclusivas, aunque Álvaro Pérez ahora es negado por todos en la soledad de su celda y se encuentra en mala situación económica, según ha explicado. El del rasurado bigote ha desgranado nombres relacionados con esos feos asuntos de irregularidad económica y mala praxis política: Incluyó al presidente del Senado, Pío García Escudero como interlocutor clásico durante su etapa de buscador de oportunidades con la administración pública; al entonces matrimonio Jesús Sepúlveda y Ana Mato, que más tarde  fue ministra de Sanidad; indicó que el diputado y dirigente del PP Juan Carlos Vera fu agraciado con un coche por parte de su colega Correa y también dejó caer algunos nombres como el de Federico Trillo, José María Michavila y Esteban González Pons.  También habló de otro posible beneficiado por la situación y amigo personal del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, Ángel Piñeiro López.

De todos ellos puede llegar una indignada reacción ante los tribunales en defensa de su honor, porque es la consigna lanzada por el PP. Y es que ante el goteo de militantes hacia Ciudadanos o hacia donde sea, aunque el tema catalán distraiga con las extemporáneas reacciones de sus protagonistas y, a pesar, de los patéticos esfuerzos de la caverna mediática para desviar la atención hacia temas diversos, la corrupción está ahí. Llegó con sobrada intención de quedarse y tiene raíces profundamente ancladas. Por mucho que se querellen todos los presuntos inocentes que van siendo nombrados, antes o después Mariano Rajoy Brey tendrá que explicarse. O dejarlo. No sabría decir qué le resultaría más difícil.