Durante estos días en los que los altos niveles de contaminación urbana están superando ampliamente los valores límite marcados por las autoridades sanitarias, recibimos información diaria sobre la proporción de contaminantes en el aire que respiramos. Sin embargo, en pocas ocasiones nos explican en qué consisten dichos contaminantes y como afectan a nuestra salud, como por ejemplo las partículas en suspensión.

Se trata de pequeñas partículas que están presentes en el aire y que inhalamos al respirar. La composición de estas partículas es muy variada y pueden acumular contaminantes de todo tipo, algunos muy peligrosos para la salud. Sin embargo, dada la dificultad de saber qué sustancias contienen los expertos las clasifican según su tamaño y en función de cómo se comportan una vez incorporadas a nuestro organismo a través de la respiración.

Las partículas de un diámetro aerodinámico igual o superior a las diez micras son clasificadas con el nombre de PM10 y son las de mayor tamaño. En la mayor parte de las ocasiones no suelen ir más allá de la garganta.

Las que tienen un diámetro igual o inferior a 2,5 micras (PM2,5) son mucho más peligrosas que las anteriores pues debido a su pequeño tamaño pueden llegar hasta los pulmones y dañar su tejido, por lo que suponen un riesgo grave para la salud.

Pero todavía existen unas partículas de menor tamaño, son las llamadas partículas ultrafinas o nanopartículas. Con un diámetro igual o inferior a las 0,1 micras, este tipo de contaminante puede llegar a pasar del alveolo pulmonar a la sangre para afectar a todo el organismo.

La tecnología diesel ha quedado completamente obsoleta, tal y como reconocía recientemente la propia Comisión Europea

En zonas urbanas la fuente principal de las partículas en suspensión es el tránsito de vehículos. Se generan sobre todo por la mala combustión en los motores, pero también por el rozamiento de las ruedas con el pavimento y por el deterioro de las pastillas de freno.

Los humos procedentes de los motores diesel contienen una alta proporción de partículas finas y ultrafinas debido a la combustión incompleta de los hidrocarburos. Por eso el uso de los vehículos con motores diesel, que hasta pocos años se venían considerando como más ecológicos al reducir el consumo de carburante, es uno de los principales causantes de la contaminación urbana y el primero en ser regulado para combatirla.

En ese sentido la tecnología diesel ha quedado completamente obsoleta, tal y como reconocía recientemente la propia Comisión Europea, que sin embargo admite que la prohibición de la circulación de coches de gasóleo en el interior de las ciudades puede causar graves pérdidas en el sector del automóvil, por lo que es necesario abrir un período de adaptación.

Una vez más los intereses de este ultra protegido sector (dominado por los grandes fabricantes alemanes) se imponen a la salud pública y a los derechos de los ciudadanos de la UE a respirar un aire libre de estos peligrosos contaminantes. 

Sin embargo, el tráfico en las grandes ciudades no es la única causa del aumento de las partículas en suspensión en los países de la UE. También están creciendo las derivadas de otras actividades humanas, como las obras públicas y construcción, minería, fabricación de cerámicas o cemento, entre otras. Incluso existen las partículas de origen natural: aerosoles marinos, erosión, intrusión de polvo africano o las

Una de las curiosidades con las partículas en suspensión es que su presencia crece durante los episodios de sequía como el que estamos sufriendo actualmente. Esta sería una de las causas que estarían contribuyendo a que su presencia incluso más allá de las grandes ciudades este superando los umbrales que marcan el riesgo para la salud.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vinculado la exposición a altos niveles de partículas contaminantes en suspensión con la reducción de la esperanza de vida en las grandes regiones metropolitanas europeas. Por eso exige que se tomen medidas urgentes para reducir episodios de alta concentración como los que están sufriendo las principales ciudades españolas.