Estamos abstraídos y absortos los españoles con el tema catalán. Por si fuéramos pocos parió la burra el asunto catalán. Es lo que nos faltaba a los españoles para continuar, además del desastre neoliberal, con el alma en un hilo. Por si no estuviera ya el país suficientemente devastado, nos ponen en una situación límite en la que ya hasta se sitúa en alto riesgo la mínima estabilidad de la sociedad española, y de la catalana, por descontado.

Acabamos pensando, cuando el desánimo se apodera de nosotros, que este país no tiene remedio; que todo está atado y bien atado, incluso cuando parece que algo “se desata”, que existen maniobras orquestadas en la oscuridad para mantener las cosas según los intereses de los ámbitos de poder que, creo, siguen siendo los únicos ámbitos de poder en este país de dios. Ya sé que todo es multifactorial, pero me temo que hay algunos que copan todos los factores para que nada se mueva, aunque lo parezca. Y ahora el asunto catalán nos lleva de cabeza, como si pudiéramos asumir más desastres. ¿A qué juegan los políticos?

La economía de este país, por mucho que diga Rajoy, necesita cuidados intensivos. La población en riesgo de pobreza en España ha aumentado hasta casi un 30%. Mejor ni hablar de los derechos de los ciudadanos. Están construyendo, resucitando, un país sin libertad y sin derechos. La Sanidad y la Educación por los suelos, literalmente, tras años de recortes y de indecencia llevada a límites de los gobernantes. La izquierda y las fuerzas progresistas confundidas, fragmentadas y paralizadas. Ultraderecha hasta en la sopa. Aunque probablemente sea una verdad incuestionable que tenemos lo que nos merecemos porque, en el fondo, somos nosotros los que lo creamos, por activa y, sobre todo, por pasiva, que en eso de la pasividad y de meter la cabeza bajo el ala somos los españoles bastante expertos.

Mientras el tema catalán absorbe casi todas nuestras entendederas, la Fiscalía Anticorrupción considera que la existencia de la caja B del Partido Popular ha quedado “abrumadoramente” acreditada y ve “sobradas pruebas” de que el Partido Popular se benefició de la trama Gürtel, una trama mafiosa y corrupta que financió a los populares; estamos, por tanto, siendo gobernados por una organización que me abstengo de calificar, aunque los calificativos pertinentes son muy elocuentes. Pero apenas nadie dice nada. Claro, está por medio el tema catalán.

Población en riesgo de pobreza en España ha aumentado hasta casi un 30%. Mejor ni hablar de los derechos de los ciudadanos

Mientras tanto, el arzobispo de Pamplona ha desahuciado a una anciana de 89 años de un inmueble alquilado de su propiedad, en Lizoaín. Bueno, de su propiedad, como tantos inmuebles que escrituran mediante leyes creadas ex profeso; en este caso por una ley franquista. Ya sabemos que algunos políticos le dejan vía libre a la Iglesia católica para registrar a su nombre inmuebles de titularidad pública. “Amor al prójimo” en estado puro, vaya.  Ante el anuncio del desahucio, estipulado para el día 23, la Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro, junto al Ayuntamiento de la localidad, se movilizó en la defensa de la anciana a la que iban a dejar en la calle. De momento el desahucio se ha paralizado.

Mientras tanto, también, el martes 24 se celebró en el Juzgado de Instrucción número 1 de Sepúlveda el juicio contra Datxu Peris, una animalista y concejala de un pueblo de Valencia, por una demanda contra ella interpuesta por la familia del torero que murió el año pasado embestido por un toro. Datxu había escrito en sus redes sociales palabras de indignación contra el torero, como que “lo positivo” de esa muerte es que el torero iba a dejar de matar. El juicio ha quedado visto para sentencia. Pero sea cual sea el veredicto y la multa que le impongan a la animalista, la realidad es que vivimos en un país en el que se sigue percibiendo la bestialidad y la crueldad como un honor del que, además, se hace gala. Un país en el que defender la compasión y la evolución moral y ética de la sociedad están penadas.

Siempre digo que justificar la crueldad contra los animales es el primer paso para justificar en el inconsciente colectivo la crueldad contra las personas. Finalmente, y en esencia, es lo mismo. Por eso es tan importante la solidaridad y la compasión, aunque últimamente estén tan mal vistas. Y en la era neoliberal la insolidaridad y la crueldad contra las personas, como hemos visto y estamos viendo, es contundente y desoladora. Aunque llega un momento en que uno o una se plantea qué especie es la más animal de todas.