Hace unos  días tuve la oportunidad de compartir con un nutrido público madrileño, una amena conversación sobre la riqueza cultural e histórica de Nicaragua y los cambios sustantivos que hoy se experimentan en mi país. Poder hablar de las cosas que suceden en Nicaragua es regocijante e  importante, porque, aunque se están viviendo cambios positivos en lo social, político, cultural, económico y productivo, los medios de comunicación internacionales prácticamente no informan de los avances que van transformando al país y acercando beneficios y derechos a la gente. 

Los gobiernos neoliberales dejaron en Nicaragua una crisis energética sin precedentes, con la educación y la salud pública privatizadas, y una juventud sin futuro

Para entender mejor el significado de este nuevo tiempo, es importante recordar que desde el año 1990 hasta el 2006, Nicaragua sufrió los embates despiadados de tres sucesivos gobiernos de corte neoliberal. Esos gobiernos, además de intentar desmontar los avances sociales logrados con la Revolución Sandinista durante una década (1979-1989), aplicaron una serie de políticas erróneas e injustas que llevaron al país hasta el borde del abismo y a la desesperanza colectiva. Durante esos dolorosos años de injusticia neoliberal, la educación, la cultura, la seguridad ciudadana, la salud pública, el derecho a empleos dignos, fueron reducidos a escombros. Al final de ese período, Nicaragua quedó hundida en una crisis energética sin precedentes, con su soberanía económica secuestrada, con la educación y  la salud pública privatizadas, con la juventud desangrándose en las esquinas de los barrios, jóvenes alcoholizados, drogados, cometiendo robos a todas horas del día y sin oportunidades de un mejor futuro. Esto, sólo por mencionar algunos de los tantos desastres que provocó el neoliberalismo en la sociedad nicaragüense. 

Pero, como dice aquel refrán popular, "no hay mal que cien años dure ni pueblo que lo resista" por fin, después de esos  años de desastres en la gestión del país, en 2006, el cambio y la esperanza volvieron a tomar posesión del espíritu emprendedor de los hombres y mujeres de Nicaragua. 

El primer paso en este nuevo camino, fue restablecer la soberanía económica del país. Inmediatamente después de asumir el gobierno, las autoridades sandinistas renegociaron con los organismos financieros  manteniendo una posición clara y firme en defensa del derecho que tiene el estado nicaragüense a marcar las prioridades económicas y de desarrollo del país. Este planteamiento, aunque a regañadientes, es finalmente aceptado. Así, al asumir las riendas de su economía, el gobierno de Nicaragua centra sus prioridades en la reconstrucción y restablecimiento de los Derechos Humanos más básicos de la población. 

Para revertir esa situación injusta y conseguir que todos los niños y niñas de Nicaragua tuvieran las mismas oportunidades de futuro, el gobierno sandinista comenzó estableciendo por Ley la educación gratuita y obligatoria. Se estimuló al cuerpo docente mejorando sus condiciones laborales y salariales, capacitándoles, reconstruyendo escuelas y mobiliario, articulando políticas con la comunidad para reducir al máximo el absentismo escolar y poniendo en marcha campañas que garantizan la alimentación básica (desayuno escolar) para que los niños tengan condiciones en su concentración y aprendizaje. 

El gobierno sandinista estableció la educación gratuita y obligatoria

He mencionado la educación de una manera extendida sólo como un ejemplo, pero las prioridades y las políticas del cambio abarcan la salud gratuita y de calidad, la cultura para todos, la seguridad ciudadana, la atención e impulso de la pequeña y mediana industria y el turismo. Hoy Nicaragua se enorgullece, y con razón, de ser uno de los países más seguros del mundo, resultado de una efectiva política de alianzas entre la policía nacional, las alcaldías municipales y la sociedad nicaragüense que han logrado la reinserción social de  miles de jóvenes que en la época neoliberal no tuvieron más futuro que la calle y la delincuencia. En la Nicaragua de este nuevo tiempo, a la cultura se le ha dado un lugar muy importante como instrumento de desarrollo, imagen del país e identidad nacional. Se han abierto espacios y foros para que los artistas de las diferentes disciplinas puedan exponer, expresar y compartir todo su arte y creatividad.  La pequeña y mediana industria ha experimentado un gran auge  gracias a los programas estatales de fortalecimiento, capacitación, financiamiento y promoción de sus productos que, unido al crecimiento exponencial del turismo internacional, se ve doblemente beneficiado al incrementar sus ventas. Esa creciente ola de turistas que visitan hoy Nicaragua, llegan atraídos por las bellezas naturales y la cultura del país pero, también, aprecian la tranquilidad que ofrece Nicaragua para disfrutar en un ambiente seguro y acogedor. 

Nicaragua es el país centroamericano con el mayor y más sólido crecimiento económico

Quienes vivimos y padecimos en carne propia la devastación económica y el caos social que provocaron las políticas neoliberales en Nicaragua, tenemos plena conciencia de la importancia que tienen para el desarrollo integral de nuestro país, las políticas y medidas que hoy se aplican y que han dado como resultado que Nicaragua sea el país del área centroamericana con el mayor y más sólido crecimiento económico. Pero lo más importante es que ese crecimiento económico está repercutiendo en todos los niveles de la sociedad y se ve claramente reflejado en nuevas calles y carreteras, en programas sociales tan importantes como el Programa Hambre Cero que ha beneficiado a miles de ciudadanos, sobre todo mujeres, del campo y la ciudad; en el acceso de los productores a programas de crédito, en la recuperación de tantos derechos colectivos que se habían perdido; en resumen, esas políticas han convertido a Nicaragua en una sociedad ilusionada, vital y protagonista de su presente y su futuro  

El pensamiento de Sandino que proclama Justicia, Libertad, Soberanía Nacional, Progreso y  Dignidad, regresó con ímpetu a la conciencia y a la práctica cotidiana de los nicaragüenses que, unidos en el proyecto de nación propuesto por el Frente Sandinista de Liberación Nacional para esta nueva etapa de la Revolución, ha ido conquistando y restableciendo los derechos que el capitalismo salvaje había conculcado.