Que el 20% de nuestra sociedad sean personas mayores supone un enorme reto desde muchas perspectivas: política, económica y médica. Resulta paradójico que el anhelo de la prolongación de la vida de las personas sea ahora presentado en términos de problema y no de reto. Dicha prolongación de la vida y del aumento de la proporción de la población mayor de 60 años, es un cambio profundo que conlleva muchas dificultades pero también es la materialización de un hecho incontestable de progreso. El incremento del volumen y proporción de las personas mayores no aparece ya como un logro, sino como una carga social. Este envejecimiento demográfico conlleva importantes cambios sociológicos que afectan a las formas de vida de nuestro país, pero también abre una cantidad inmensa de oportunidades y posibilidades de aumentar sustancialmente la calidad de vida y desarrollo de las personas. Para ello debemos cambiar la perspectiva, buscando promover una visión más integral de la realidad de los mayores y de sus posibilidades.

Creo humildemente que desde la socialdemocracia debemos contribuir a ello de manera decisiva, reivindicando una visión de conjunto de las realidades del envejecimiento y su valor para aumentar el bienestar de nuestros mayores y promover que estos ciudadanos gocen cada vez más años de ese bienestar. Es por esto, que uno de los principales retos para el PSOE sean las políticas que afectan a la población mayor, de ahí el compromiso de nuestro Secretario General, Pedro Sánchez, de crear por primera vez una secretaría específica de Personas Mayores.

En diciembre de 1990 la Asamblea General de la ONU designó el día 1 de octubre como el Día Internacional de las Personas Mayores o Personas de Edad. Un día en el cual se reivindican los derechos y se denuncian las desigualdades que padece este colectivo, y que los socialistas queremos aprovechar para abrir este necesario debate público sobre la vejez.

El hecho de que la esperanza de vida sea cada vez mayor y que seamos el segundo país del mundo en longevidad después de Japón, es todo un éxito. Sin embargo, el actual Gobierno del Partido Popular contempla esta realidad en su agenda política como un problema para el Estado de Bienestar; mientras que, por el contrario, para las y los socialistas esto supone un nuevo reto ante la actual e inminente revolución demográfica. Es más, creemos que las políticas antisociales puestas en marcha por la derecha, van en detrimento de la calidad de vida de las personas mayores, lo que condicionará en gran medida su esperanza de vida, pues no se trata sólo de vivir muchos años más, sino de hacerlo de una manera activa, saludable y digna.

Se hace por tanto necesario el diseño de políticas públicas de integración, para poder construir una sociedad intergeneracional, donde se potencie el empoderamiento de las personas mayores y se erradiquen las discriminaciones por razón de edad, superando todos los estereotipos. Es esencial impulsar y fomentar la participación activa de todas las personas, sin límite de edad, en las actividades de la vida social, cultural, política, etc., para enriquecernos con sus experiencias de vida, sus conocimientos y capacidades. Muy importante es también poner de relieve su compromiso y contribución al desarrollo del conjunto de la sociedad.

La contribución de las personas mayores a nuestra sociedad es de enorme valor y potencialidad, ya que se ha convertido en el soporte fundamental del entorno familiar. De hecho, siete de cada diez mayores colaboran con su familia en distintas labores, mientras ocho de cada diez ayudan económicamente a sus hijos e hijas.

Por otro lado, una de las mayores preocupaciones de las personas jubiladas y pensionistas es que se le garantice una pensión digna, ya que ésta es lo que asegura su independencia. El Partido Popular se muestra insensible con las personas mayores, y así lo evidencia tanto en la merma realizada en el Fondo de Reserva de las pensiones y la deuda adquirida, como en la práctica congelación de éstas.

A nuestro juicio, el gran reto de los estados modernos es el mantenimiento y garantía de las pensiones públicas, y de ahí que el PSOE muestre también su compromiso y sensibilidad creando igualmente –dentro de su nueva dirección- una secretaría ejecutiva de Seguridad Social y Pacto de Toledo, que trabajará por la sostenibilidad de las pensiones dentro de este acuerdo.

Desde el Partido Socialista vamos a diseñar políticas públicas de bienestar social en complicidad con la sociedad civil y apoyaremos iniciativas como la Convención para los Derechos de las Personas Mayores, impulsada por la ONU, para que se garantice su dignidad en todos los países y en todas las sociedades, y podamos así estar preparados para abordar el futuro.

A fin de garantizar la calidad de vida de futuras generaciones de mayores tendremos que invertir mucho más en políticas de salud, pero también en políticas de educación y de empleo para las personas jóvenes de hoy, y hacernos corresponsables los unos de los otros de manera intergeneracional. No podemos aceptar el interesado discurso neoliberal por el cual el bienestar de los mayores es a costa del de los jóvenes o viceversa.

Por último quero señalar que este siglo está siendo testigo de un crecimiento sin precedentes en el mundo y en España. Y que necesitamos un Gobierno comprometido con las personas mayores, que diseñe y refuerce políticas públicas, y que no siga recortando en el Estado de Bienestar, ya que los derechos de libertad, igualdad y dignidad no dependen de la edad, por lo que no cambian con la vejez.