--1ª) Las resoluciones judiciales deben ser siempre acatacas y respetadas, aunque no se compartan; en otro caso ponemos en peligro la propia existencia de nuestro Estado de Derecho. Los atajos en contra de la ley, y el populismo para justificarlos, contando las verdades a medias, ha infringido en este caso un daño añadido a los menores, del que no es culpable el padre.

--2ª) Los jueces tratan de evitar siempre que, en caso de desobediencia, se utilice a la Guardia Civil como intermediaria para la entrega de los menores al otro progenitor, al no ser bueno que vean uniformes; por lo que la decisión intencionada y unilateral de Juana Rivas de hacerlo así, en contra de la decisión judicial, en vez de utilizar un punto de mediación familiar (como estaba previsto), es una manera de predisponer aún más a los menores en contra de su padre, causándoles un daño añadido. Y observo que ningún medio de comunicación se ha percatado de este detalle tan importante.

--3ª) La justicia italiana, que es la competente para resolver la custodia de los menores, deberá ahora pronunciarse en su propio interés, sobre quién en definitiva ha de tener su custodia. No nos olvidemos que en Italia vivía toda la familia, y fue Juana Rivas quien trajo a los menores a España, engañando al padre, que estuvo trece meses sin poder comunicarse con ellos. Y recordemos que una española ha estado encarcelada nueve años en EEUU por un hecho similar.