Sucede con las leyes, como con otras tantas cosas, que el sentido común, el de la sociedad civil en este caso, suele ir por delante de la jurisprudencia. Comprendo que existen leyes que deben ser cumplidas, y que hay además unas garantías en el marco de Europa, el tribunal de La Haya,  que deben mantenerse pero, también que, cuando estamos hablando del peligro por la integridad física de unos niños, el sentido común, amén de la flexibilidad en la interpretación de las normas que tienen los jueces, debiera también ser sensata, empática, y velar realmente por la vida de unos menores. No soy muy partidario de ese ruedo virtual que es internet, aunque está claro que la herramienta no es perversa en sí sino su uso, o su mal uso, más bien; sin embargo, resulta gratificante que, aunque a veces se nos va la fuerza por el Twitter, esta herramienta y otras similares se han convertido en un ágora de pensamiento y reflexiones importantes sobre el tema de Juana Rivas, la madre de Maracena que se encuentra ilocalizable, o en busca y captura, más bien, por la denuncia de secuestro de un padre maltratador.

Dicho así ya resulta tan brutalmente contundente que no se entiende como fiscalía mantiene esta busca y captura en vez de preservar la integridad de los menores. No es la primera vez, desgraciadamente, que conocemos cómo padres maltratadores han terminado causando la muerte a sus hijos por el mero y enfermizo placer de seguir haciendo daño en ellos a sus madres. Está más que comprobado que, donde hay malos tratos hacia las mujeres, acaba habiendo, si no se solapan, malos tratos a los menores, psíquicos, físicos, o ambos. Etiquetas en las redes sociales como #YoTambiénSoyJuana, #Juanaestáenmicasa o #TodosSomosJuana evidencian lo que parece invisible a los administradores de justicia: que no se está salvaguardando la integridad ni los derechos de los niños aplicando con escuadra y cartabón una ley que parece hecha para los maltratadores. Y lo que es más grave: que no se hace justicia cometiendo una injusticia, por muy ajustada a derecho que sea.

El PSOE ha pedido a la juez que no ejecute la sentencia hasta que se vea el recurso, “atendiendo a la recomendación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género acordado por todos los grupos políticos para otorgar protección a las víctimas que se hallan incursas en situaciones de sustracción internacional de menores cuyo origen sea una situación de violencia de género”, subrayó la portavoz socialista de Igualdad Ángeles Álvarez.

Muchas otras figuras de los medios y de la política se han sumado en sus declaraciones y redes sociales al apoyo a esta madre, en lo que es una necesidad de hacer prevalecer los derechos de unos niños y del sentido común. La coordinadora general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, ha expresado que traslada todo su “apoyo”  en respaldo a Juana Rivas. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se expresó el pasado martes a través de su cuenta personal de Twitter, en la que expresó su apoyo a Juana Rivas “en su lucha para proteger a sus hijos”, afirmando que “los niños también son víctimas de la violencia machista”. La Consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía, María José Sánchez Rubio, ha manifestado su intención de personarse en la causa en nombre de la Junta de Andalucía, en favor de Juana Rivas.

El dilema es si la confianza de la sociedad en la Justicia puede sustentarse en sentencias que van contra el sentido común, contra lo que es evidentemente cruel e ilógico, por tanto no es Justicia. Hasta hace muy poco en nuestro país, y todavía en muchos de los que consideramos totalitarios o atrasados, la homosexualidad era/es delito, el adulterio era/es delito, etcétera. Si aplicamos el rígido sentido del cumplimiento de la ley, también la sharía en algunos países lo es, la lapidación, la cárcel o la decapitación en estos países estaría justificada por ajustarse a su ”ley”, aunque supongan una barbarie y vaya contra Los Derechos Humanos. No caigamos en trampas legalistas. Decía  el ilustrado y parlamentario inglés de origen irlandés,  Edmund Burke que "lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada”. Yo no seré nunca, por mucho que haya clubes de fútbol detrás, un deportista que defrauda como hemos visto con estupor en las redes sociales. Hoy, sin embargo, me sumo a la sensata insumisión ciudadana, y más que nunca, también #YoSoyJuanaRivas.